300

DIRECCIÓN: Zack Snyder
TÍTULO ORIGINAL: 300 (2006)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Zack Snyder, Kurt Johnstad, Michael B. Gordon; basados en la novela gráfica de Frank Miller y Lynn Varley
FOTOGRAFIA: Larry Fong
MÚSICA: Tyler Bates
DURACIÓN: 117 minutos

 
       

Héctor Campio López | @campiolopez

Es evidente que la película 300 de Zack Snyder fue hecha para la taquilla; pero no hay que regatearle dos aciertos enormes: la fidelidad narrativa que mantiene el director hacia la novela gráfica en la que está basada la cinta y la dirección de arte. Por estos dos elementos, la película se asoma desde los límites comerciales del boletaje, hacia los umbrales de la posteridad cinematográfica.

La base de 300 es el cómic creado por el artista estadounidense Frank Miller sobre la Batalla de las Termópilas, en la que el rey Leónidas (Gerard Butler), junto con trescientos soldados espartanos, luchó a muerte contra el emperador Jerjes I (Rodrigo Santoro) y su gran ejército persa en el año 480 a.C.

Si uno es suficientemente curioso, se puede verificar la correspondencia que existe entre las imágenes de la pantalla y las viñetas dibujadas y publicadas en 1998. Hay sitios en internet que lo hacen y en los que se puede constatar el parecido. El director consigue que la película conserve una misma unidad estética.

Al repensar la batalla de las Batalla de las Termópilas, Miller integró elementos de la literatura fantástica a un hecho legendario y lo imaginó de forma diferente. Al trasladar el lenguaje de ese cómic al lenguaje cinematográfico, Snyder llevó esta épica de la Grecia antigua a la era digital.

Los héroes griegos nunca habían lucido tan estilizados como en 300. La figura de Leónidas, rey de los espartanos, así como la de sus trescientos soldados, es igual a la de un batallón de luchadores profesionales de la liga estadounidense: gigantes inyectados de testosterona, pectorales y abdómenes untados de aceite. En la lucha cuerpo a cuerpo, parecen los hijos de Hércules matando perros a espadazos.

El cielo, las planicies y los riscos en la costa griega, son espacios para la plástica digital en esta película que se percibe como si fuese un enorme dibujo. En escenarios hipercontrastados, el fulgor de los escudos y los capotes carmines de los protagonistas, destellan ante el cielo, que es del mismo color que el papel antiguo.

Que no se confundan los puristas de la historia si de pronto miran en la pantalla a rinocerontes amaestrados que funcionan como arietes del ejercito persa, o a ogros pelones encadenados que parecen la atracción de un circo de fenómenos; porque este espectáculo no es para ellos.

La estridencia de las guitarras eléctricas encaja como música de fondo en la batalla, del mismo modo que lo hace el arrogante de Jerjes, una mezcla de rockstar y entrenador de tae-bo, cubierto de alhajas de metales preciosos. Qué decir de su trono, un híbrido de escenario teatral y nave espacial transportada por esclavos.

La grandilocuencia en el diseño digital, va más allá de los objetos y llega al campo de batalla. Hay que ver esa secuencia en la que Leonidas pelea contra varios combatientes y el director manipula la velocidad del combate para que veamos con claridad cómo le brota la sangre a los enemigos.

300 es un gran logro de los efectos visuales, fue filmada completamente en interiores; es posible que por eso las emociones de los personajes, salvo el coraje de los guerreros, a veces luzcan artificiales.

 
 
 
 

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