AMANTES

DIRECCIÓN: James Gray
TÍTULO ORIGINAL: Two Lovers (2008)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: James Gray, Richard Menello
FOTOGRAFIA: Joaquín Baca-Asay
MÚSICA: Giacomo Puccini, Gaetano Donizetti, Henry Mancini, Dizzy Gillespie y otros
DURACIÓN: 110 minutos

 
       

Leila Sobol

Él quiere a la que no lo quiere, y no quiere a la que lo quiere. Como en la vida misma, Two Lovers se revela como un enredo sentimental donde priva la insatisfacción, lo perverso, el amor por lo inalcanzable, lo complicado, lo que no da cabida. ¿Y lo simple? Lo simple aburre.

Leonard Kraditor (Joaquín Phoenix) vive en una casa típicamente judía —aquí se utiliza un acertado retrato del prototipo de la familia hebrea de Brooklyn, con una autenticidad irrebatible—, en un departamento tipo, sin lujos, en contraposición a las extravagancias y a la suntuosidad a la que nos tiene acostumbrados la industria yanqui.

La cinta nos presenta a Leonard, un hombre exhausto y triste, mientras intenta suicidarse en el Río Hudson. Además de desequilibrado, Leonard es ya un hombre grande, hijo único, que luego de ser abandonado por su prometida —y llevar a cabo su primer intento de suicidio— vuelve al hogar paterno, que por más entrañable que sea, le impone como condición soportar a sus padres, Ruth (Isabella Rossellini) y Reuben (Moni Moshonov), sobreprotectores, intrusos, quienes lo estimulan para que se case con Sandra (Vinessa Shaw), la hija de un amigo de la familia, una mujer paciente, tolerante, que lo ama. Es decir, lo simple, lo seguro.

Leonard no está enamorado de ella. Sólo tiene ojos para su adicta y complicada vecina, Michelle (Gwyneth Paltrow), quien a su vez vive en pareja con un hombre casado, con hijos, que apenas la registra. A ella, por su puesto, no le interesa Leonard.

Entonces, al hijo de los Kraditor se le presentan dos opciones: descansar sobre la invariable comodidad de ser amado, o jugarse a todo o nada en la lucha por ese amor imposible. En medio de estas dos elecciones, en medio de esa oscilación sentimental es por donde camina este filme; un círculo vicioso del cual ninguno de los personajes puede zafarse.

Sin embargo, más allá de una trama singular, la película toca muy sutilmente temas como el desencuentro, los difusos límites entre la amistad de un hombre y una mujer y cómo el deseo aumenta a través de la imposibilidad de pertenencia del otro. Y lo mejor: la historia se sitúa en una vertiginosa Nueva York, de imágenes poco convencionales y alejadas de los clichés sobre la ciudad.

Amantes es una reinterpretación libre de la célebre película Noches blancas de Luchino Visconti que a su vez es una adaptación de la novela homónima de Fiódor Dostoievski, aunque sin llegar al cine experimental de Visconti ni a la poética de Dostoievski. No obstante, no se trata de la típica película romántica de Hollywood; de hecho cuesta creer su origen, al ver la profundidad de los personajes.

Dos perlitas: Una interpretación interesante de Phoenix, sin sobreactuar el dolor, sin escatimar emociones, logra un personaje equilibrado dentro de su desequilibrio, y la actuación de Rossellini en el papel de la madre preocupada, atenta y tierna.

 
 
 
 
       

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