ASÍ DEL PRECIPICIO

DIRECCIÓN: Teresa Suárez
TÍTULO ORIGINAL: Así del precipicio (2006)
PAÍS: México
GUION: Teresa Suárez
FOTOGRAFIA: Jaime Reynoso
MÚSICA: Rodrigo Barberá
DURACIÓN: 101 minutos

 
 
 
 
   
 
 

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Así del precipicio es una película pobre, miserable, cuya imaginación se agota en usar ganchos baratísimos como el sexo y las drogas para engañar a los incautos, y un trabajo indigno, en tanto que tiene que rentarse como espacio publicitario a cambio de favores económicos.

Para empezar, su directora y guionista, Teresa Suárez, parece tenerle muy poca fe al largometraje. En los días previos a su estreno no había ninguna discusión seria sobre el trabajo; había, cuando mucho, acusaciones (calificadas como ridículas por la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía) sobre inexistentes presiones de la autoridad para censurar escenas controversiales del filme.

A esto se sumaron otras ridiculeces como las inserciones pagadas en varios diarios de la capital, a través de las cuales las protagonistas ofrecían disculpas a sus familias por haber hecho un filme lleno de sexo y drogas, pues al parecer sus mamacitas son incapaces de distinguir la realidad de la ficción.

En realidad, la historia es bien poco. Lucía (Ana de la Reguera) es una suerte de directora de arte de comerciales de televisión, adicta a las relaciones destructivas, cocainómana y alcohólica, que además comparte el departamento con Hanna (Ingrid Martz), una chica judía en proceso de divorcio que luego de años de negación se abre al amor lésbico tras conocer a una clienta en la joyería donde trabaja. Finalmente, Carmen (Gabriela Platas) es una supuesta y frustrada artista que nunca hace nada, excepto meterse cocaína y dedicarse a la milonga.

Como si nunca hubiera tenido la edad de sus personajes o como si hubiera vivido aislada del mundo todo este tiempo, Suárez llena las situaciones de diálogos que intentan ser crudamente audaces, pero que son simplemente fantoches e inverosímiles.

No deja de llamar la atención que Jumex, empresa que junto con grupo Bimbo y otras, se erigen en defensores de la moral pública —además de fondear la campaña presidencial de Felipe Calderón y promover del voto del miedo—, haya auspiciado el rodaje de Así del precipicio.

Quizá por eso y con ganas de devolverles el favor, la producción nos receta un anuncio comercial de cinco minutos en el que la máxima preocupación de todos en la escena es dónde están las botellas de Pau-Pau, esa riquísima bebida para niños en varios sabores. Por si no fuera suficiente, minutos después, el guion considera excelente la idea de que los actores nos recomienden ir a ver la "Colección Jumex" mientras se meten unas rayas de cocaína. Por supuesto, el numerito no estaría completo si las bonitas actrices no bebieran jugo de naranja Único Fresco, que parece como recién hecho, o que nos mostraran una revista en la que se anuncia la clínica para adicciones Monte Fénix, la cual cuenta con gimnasio, alberca y canchas de frontón para hacer más agradable la rehabilitación de sus pacientes.

Como siempre ocurre, no faltarán los defensores de esta obra, aquellos que justificarán que vía el Fidecine se siga destinando dinero público a producciones malas que siguen buscando la censura de grupos conservadores más que convencer a quienes vamos al cine. Podría decir que a esta película hay que huirle como a una enfermedad infecciosa, que el desnudo de Ana de la Reguera no la hace una buena actriz o que me siento otra vez insultado por el cine chafa y wannabe que se sigue haciendo en el país, pero luego nos acusan de malinchistas y no sé cuánto más. Que les aproveche el churro.

 

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