EL ATENTADO

DIRECCIÓN: Jorge Fons
TÍTULO ORIGINAL: El atentado (2010)
PAÍS: México
GUION: Fernando Javier León Rodríguez, Jorge Fons, Vicente Leñero; basado en la novela de Álvaro Uribe
FOTOGRAFÍA: Guillermo Granillo
MÚSICA: Lucía Álvarez
DURACIÓN: 120 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

El 16 de septiembre de 1897 Arnulfo Arroyo se coló en la historia. El hombre, como lo describe Álvaro Uribe en su novela Expediente del atentado, era "un perfecto idiota" que se abrió paso entre la multitud reunida en la Alameda para llegar al presidente Porfirio Díaz y atentar contra él, lanzándole un golpe a la cabeza que apenas hizo caer al suelo su bicornio emplumado.

Más allá del trágico fin de Arroyo quien murió a manos de un grupo de vengadores anónimos bajo las órdenes del entonces inspector general de la policía, Eduardo Velázquez, resulta difícil entender por qué la anécdota merece ser contada en una película de dos horas o qué supuestos se actualizan con su realización.

La cinta intenta tender paralelos con el México actual en lo que hace al servilismo de algunos ante la figura presidencial y la impunidad generada por complicidades pactadas para evadir responsabilidades políticas. Sin embargo, la trama no termina por meterse decididamente en las contradicciones de la época o en las razones de quienes habrían fraguado el malogrado magnicidio, quedándose en lo superficial de una estampa histórica dramatizada.

La mano de Vicente Leñero es visible en los momentos más fallidos del guion, en secuencias en las que lo único que parece importar es lanzarle guiños con frases como "haiga sido como haiga sido" a una izquierda resentida con la derrota electoral de 2006, en un intento descarado de cosechar alabanzas fáciles.

De ahí también que veamos el conflicto demagógico de la prensa vendida versus el periodismo valiente, con reporteros decimonónicos que se rigen —faltaba más— con los parámetros deontológicos del Código de Ética de la revista Proceso o el Excélsior de Julio Scherer.

Al final, pese a presumir uno de los presupuestos más grandes de la historia para una cinta mexicana (70 millones de pesos), queda la impresión de que El atentado es un trabajo descuidado, con una edición de sonido desastrosa, viejas calles de la Ciudad de México recreadas en estudios mal iluminados, no con arte digital, sino con paisajes de acuarelas pintadas en cartón-piedra y burdas escenas de tren en las que se ven correr películas de paisajes por las ventanillas para simular movimiento.

El esfuerzo actoral, por otro lado, es notable apenas en unos cuantos: Arturo Beristáin en sus breves intervenciones como el dictador; Salvador Sánchez como la recia y atrabancada mano tras el asesinato de Arnulfo Arroyo, y José María Yazpik en el papel de este último. El resto, incluida la pretendida crítica social, está lleno de pasajes superfluos e innecesariamente sentenciosos.

 
 
 
 
  

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