Juan Carlos Romero Puga | @jcromero
Boston parece representar un estado anímico por sí misma. Al menos tres cintas recientes de Clint Eastwood, Martin Scorsese y Ben Affleck parten de una visión desencantada de la ciudad como territorio de crimen, así como de sus suburbios y barrios marginales como abrigo y alimento de delincuentes y mafias.
A tres años de distancia con su notable ópera prima, Desapareció una noche, Affleck nos lleva en su nueva cinta a Charlestown —una barriada en la que el oficio de ladrón de bancos se transmite de padres a hijos— para contarnos una historia convencional que pese a las concesiones que hace al público, confirma que tras el irregular y menospreciado actor hay un notable y prometedor realizador de cine.
Su protagonista, Doug MacRay, es el líder de una banda de asaltabancos cuyas características marcan una clara diferencia entre él y el resto de los jefes locales. MacRay (interpretado por el propio Affleck) se conduce con un código de honor delincuencial que le obliga a evitar la violencia al máximo y le impide lastimar a las víctimas en sus irrupciones. Es, si se puede decir así, un hombre decente fuera de la ley.
Sin embargo, Atracción peligrosa (título que dice demasiado poco en español) está lejos de ser una ordinaria heist movie, pese a reproducir los clichés del ladrón que intenta rehacer su vida, pero se ve obligado a realizar un último gran golpe para comprar su libertad a un jefe criminal local antes del retiro definitivo.
El director rehuye los actos de prestidigitación y las vueltas de tuerca. Cuando hay que elevar la intensidad, Affleck monta secuencias realistas de acción, sobriamente ejecutadas y bellamente fotografiadas, con los edificios de ladrillo rojo de Boston como fondo. El peso dramático queda depositado enteramente en las solidas actuaciones del reparto y en la testarudez y las pulsiones de los personajes que representan.
Ahí es donde la película se gana un sitio por derecho propio, donde resulta posible observar el desempeño de actores y realizador con material poco original. Unos y otro dejan constancia de capacidad, aunque hay que reconocer las notas sobresalientes de Jeremy Renner, el violento compañero y mano derecha del protagonista, y a Ben Affleck, una realidad como cineasta. Quién lo habría pensado.
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