BANDIDAS

DIRECCIÓN: Joachim Rønning, Espen Sandberg
TÍTULO ORIGINAL: Bandidas (2006)
PAÍS: Estados Unidos, Francia, México
GUION: Luc Besson, Robert Mark Kamen
FOTOGRAFÍA: Thierry Arbogast
MÚSICA: Eric Serra
DURACIÓN: 93 minutos

 
 
 
 
   
 
 

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Hoy por hoy, no podría haber pregunta más pertinente acerca de la carrera de la mexicana Salma Hayek como actriz. Al menos en lo personal, yo sí me pregunto dónde están sus críticos y dónde han tenido que meter la cabeza después de Bandidas, su más reciente cinta, donde comparte créditos con la española Penélope Cruz.

Si haber sido colocada en la terna al Oscar 2003 por su trabajo en Frida no fue suficiente para acallar las críticas malsanas de quienes quisieron ver en ello la compra descarada de una nominación, a muchos se les habrán subido los tejocotes a la garganta al verla en el filme de Joachim Rønning y Espen Sandberg, dos de los más realizadores más notables que haya visto Hollywood desde martes pasado, como a eso de las cinco de la tarde.

Seamos sinceros: Salma no se agota en la mera referencia a su trabajo en Frida. Su carrera está bien respaldada por cintas como El callejón de los milagros (donde hace de prostituta), Wild Wild West (donde hace de prostituta), Traffic (donde aparece tres minutos y hace de prostituta) y Del crepúsculo al amanecer (donde no hace de prostituta). Eso, sin olvidar la telenovela Teresa y Spy Kids III, dos trabajos troquelados en el ideario colectivo de quienes ven televisión de 5:00 a 8:00 de la noche.

En Bandidas, la historia se ubica en un poblado del México de la segunda mitad del siglo XIX (que parece el valle del Huizachal, pero que finalmente parece estar más al norte). Dos mujeres, Sara Sandoval, una aristócrata mexicana educada en Europa, y María Álvarez, hija de un peón de campo, ven unidos sus destinos luego de que un grupo de asesinos a sueldo, a las órdenes de compañías ferrocarrileras estadounidenses, les arrebatan las tierras que pertenecen a sus familias, atacando y asesinando a sus seres queridos, por lo que tienen que unir fuerzas para pelear y hacer justicia.

Fieles a las costumbres victorianas de aquellos entonces (ustedes perdonarán cualquier ultraje a la señora esa que llaman historia), tanto Salma como Penélope Cruz lucen unos modelitos de blusas y corsés que bien podrían mandar a cualquiera a la casa con una tos como la del General Groevius.

Asimismo, a la par de la historia reciente del país en la que hasta el clero se mete en los levantamientos —remember a Samuel Ruiz y el EZLN—, aquí aparece un padrecito que no sólo encomienda a dos viejas inútiles la tarea de recuperar la tierra de todos los pobres, sino que además, cuidadoso de no encaminar mal a nadie, las manda con un viejo asaltabancos para que las entrene, lo cual muestra muy bien a los mexicanos como un gran hato de pendejos, pero eso sí, muy católicos.

Decir más, significaría revelar el complejo entramado en el que se basa este filme lleno de aventura, romance e intriga, en un abierto homenaje a los westerns de los años cincuenta (ni crean que no nos dimos cuenta) y a Qué buena está mi ahijada (un clásico mexicano de 1987). Mención aparte, hay que destacar las actuaciones del caballo que acompaña a Penélope y un perrito gris, los cuales no fueron incluidos en los créditos finales, pero que le aportan enormidades a este brillante guion.

 

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