BATMAN VS SUPERMAN: EL ORIGEN DE LA JUSTICIA

DIRECCIÓN: Zack Snyder
TÍTULO ORIGINAL: Batman v. Superman: Dawn of Justice (2016)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Chris Terrio, David S. Goyer
FOTOGRAFÍA: Larry Fong
MÚSICA: Junkie XL, Hans Zimmer
DURACIÓN: 151 minutos

 
 
 
 
   
 
 

Juan Carlos Romero Puga| @jcromero

A DC Comics le llevó años reelaborar su universo de héroes, ponerlos en un contexto actual, más complejo, en el cual pudieran seguir representando valores importantes, pero en el cual pudieran ser mucho más humanos, con pasiones, errores de juicio y conflictos éticos frente a un mundo en el que la inocencia dejó de tener lugar.

Los caminos de Batman y Superman, cuyas historias y orígenes tuvieron siempre un tono que los volvía casi antagónicos, se cruzaron a mediados de los ochenta como dos personajes con diferencias ideológicas profundas y métodos radicalmente opuestos, mostrándolos ante los lectores como seres tan distintos como el día y la noche.

El Batman de esta nueva época es un hombre de un carácter oscuro sumamente marcado, de una violencia brutal contra los criminales que lo hace más un justiciero que un héroe y que ve el ilimitado poder del sujeto de la capa roja un enorme peligro.

En junio de 1990, la editorial llevó las tensiones entre ambos personajes a un punto en el que mientras Superman rechazaba cualquier acercamiento al murciélago como amigo, en un gesto inesperado ponía en sus manos el arma para derrotarlo cuando fuese necesario, cerrando el episodio con una sola frase: “Quiero que los medios para detenerme estén en manos de un hombre al que puedo confiarle mi vida”.

La primera mitad de Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia se alimenta de esa vertiente de la historia de ambos héroes, la desconfianza mutua basada en todo aquello que los hace diferentes, además de una rivalidad alimentada por intrigas y por la enorme destrucción que el hombre de acero ha provocado al revelarse al mundo. Tras veinte años de pelea contra criminales, Buce Wayne (Ben Affleck) se ha convencido de que si existe la más mínima posibilidad de que alguien con tal poder pueda convertirse en un enemigo, entonces hay que tomarlo como una certeza.

Batman es, pues, un ser sombrío con su propio código moral, mientras Superman intenta, sin conseguirlo, ser el héroe que todos necesitan.

Al igual que en El Hombre de Acero, el director Zack Snyder consigue una pieza interesante que en sus dos primeros tercios funciona gracias a su reparto y a un uso adecuado de los efectos especiales, puestos al servicio de esta historia de confrontación.

La cinta pierde todo encanto en el acto final, donde, como otras cintas del género, la acción apabullante sepulta cualquier sutileza, donde el mal se traduce en destrucción en gran magnitud y los fines y las acciones de los villanos, en este caso Lex Luthor (Jesse Eisenberg), son despojados de lógica y los hechos empiezan a volverse giros caprichosos de un guion deficiente.

Snyder suma personajes a su filme sin darles dimensión o peso en la misma y mutila miserablemente una trama memorable de la historia de Superman para convertirla en media hora de ruido y mediocridad creativa. Pero si algo hay imperdonable en Batman vs. Superman es su solemnidad, la ausencia casi total de cotidianidad y de detalles amables que humanicen a sus personajes y den vida a las ciudades que recorremos en este relato que crece, que hace alimentar expectativas y decepciona por el desastroso rumbo final que toma.

 

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