BEOWULF. LA LEYENDA

DIRECCIÓN: Robert Zemeckis
TÍTULO ORIGINAL: Beowulf (2007)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Neil Gaiman, Roger Avary; basado en el poema épico Beowulf
FOTOGRAFÍA: Robert Presley
MÚSICA: Alan Silvestri, Glen Ballard
DURACIÓN: 113 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Beowulf mejora sustancialmente lo realizado hace tres años en El Expreso Polar, cuando la técnica de captura de movimiento fue empleada por primera vez. No obstante, el resultado todavía no llega a ser del todo deslumbrante para pensar que estamos frente a una alternativa real a la acción viva.

No hay que malentender esto. La cinta de Robert Zemeckis resulta interesante tanto como entretenida; poseedora de un discurso bien hilado sobre las pulsiones humanas ligadas al deseo y la ambición de gloria, aunque sin lograr un solo momento perdurable para el futuro como un gran filme.

Basado en un pesado poema épico del siglo octavo, escrito en inglés antiguo, el guion de Neil Gaiman y Roger Avary se toma licencias que dinamizan el relato y que dan sentido a pasajes aparentemente inconexos en las traducciones existentes del texto.

Beowulf (voz de Ray Winstone) es un legendario guerrero del pueblo gauta que realiza un largo viaje para salvar un antiguo reino danés, asolado por una criatura asesina y monstruosa llamada Grendel.

Sin embargo, Grendel no es la única figura que amenaza los dominios del rey Hrothgar (Anthony Hopkins). Tras él existe una seductora y despiadada mujer-demonio (Angelina Jolie), que como madre está dispuesta a cobrarles a los hombres cada una de las heridas infligidas a su descendencia.

Tanto Zemeckis como los escritores y el equipo encargado de la parte visual, cargan el relato y las imágenes de un erotismo que difícilmente podría encontrarse en el poema original y menos aún en las copias hechas por los monjes cristianos que decidieron preservarlo. No hablamos sólo de la desnudez digitalizada del cuerpo de Jolie, sino de un contexto altamente sexuado en el que el mismo héroe se despoja de todo vestido para combatir o se hace de una jovencita como concubina sin que esto sea un secreto a los ojos de su esposa.

Es justo decir que además de ello, Gaiman y Avary construyen una sola pieza de un poema claramente dividido en dos partes ajenas la una de la otra, dotándola de absoluta coherencia. Y es que además de la batalla contra Grendel, el manuscrito también habla de Beowulf, muchos años después, convertido en rey y peleando hasta la muerte con un dragón.

La cinta hace más que presentar dos épicas por separado y exaltar la bravura del guerrero gauta, cuyas proezas son proclamadas en todo el reino. El atinado guion introduce elementos narrativos que llenan los vacíos del texto anónimo y ligan a través del tiempo las historias que el poeta concibió por separado.

Muchas de las características añadidas por realizadores y actores humanizan al protagonista, hasta convertirlo en un ser imperfecto, lejos de la virtud y la integridad de los semidioses y con su propio orgullo como mayor maldición.

No hay duda de que Beowulf. La leyenda es la aproximación más amable que pueda encontrarse al farragoso texto anglosajón, e incluso la lectura más audaz que se haya hecho al respecto, llevando el drama al terreno de las pasiones carnales. Difícilmente se hallará un elenco más atractivo.

Sin embargo —y no obstante el enorme y complejo trabajo de animación— fuera de las pantallas 3-D el impacto visual de Beowulf resulta algo limitado, por lo que apenas puede puede hablarse de una cinta recomendable, pero lejos de ser un trabajo esencial.

 
 
 
 
       

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