La madre y la niña de diez años de edad conversan por la noche, en la azotea de la casa. Mientras la madre se fuma un cigarrillo, entre ellas —y especialmente desde la madre— se da un hermoso diálogo. Una declaración, la aceptación de la verdad y un regalo, que es objeto y que es vida. La secuencia transcurre en los últimos diez minutos de la película y ahí se registra la situación más liberadora y conmovedora de esta historia.

No hablemos más del final, sólo digamos que La bicicleta verde es una historia íntima y sincera, con lingotes de pureza. Que sea el primer largometraje rodado en Arabia Saudita por una mujer, la directora y guionista Haifaa Al-Mansour, nutre ese ambiente. Es cierto: verla es como correr un velo y conocer un hermoso rostro. Asomarse tras la cortina de tela brocada, tejida por una sociedad conservadora en la tradición musulmana y ver cómo viven sus familias, sus mujeres. De qué hablan, qué sueñan, cómo cocinan, a qué juegan en la escuela.

Wadjda (Waad Mohammed) tiene diez años de edad y vive en un suburbio de la capital saudí. Su mayor anhelo es comprarse una bicicleta. Está dispuesta a todo por ello: ahorrar, rogar, exigir, e incluso participar en un complejo concurso que consiste en memorizar largos tramos del Corán, para conseguir dinero y alcanzar su objetivo. En el camino, aprenderá que el reto a vencer es mucho más que económico, en un país donde las mujeres no pueden conducir ni caminar solas, sin la compañía de un varón, por la calle.

Ella no se parece mucho a las otras niñas de su edad. Debajo del tradicional ropaje de las mujeres musulmanas, usa tenis Converse. Razona, pregunta, escandaliza a su madre (Reem Abdullah) en su anhelo por vivir de manera distinta.

¿Es una historia feminista? Más bien humana. En todo caso, femenina. Tanto la madre de Wadjda como la niña misma, atraviesan por la tradición, tratando de encontrarse a sí mismas. La contrastan con la realidad y se descubren, de pronto, transgresoras y compañeras.

La película tuvo su estreno en distintas pantallas del mundo durante 2012. Es una coproducción germano-saudita. Se exhibió en México en 2013, a través de festivales de cine de arte y está por estrenarse en las pantallas comerciales en pleno 2014. Verla es una experiencia entrañable.