BORAT

DIRECCIÓN: Larry Charles
TÍTULO ORIGINAL: Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan (2006)
PAÍS: Estados Unidos, Reino Unido
GUION: Sacha Baron Cohen, Anthony Hines, Peter Baynham, Dan Mazer
FOTOGRAFÍA: Anthony Hardwick, Luke Geissbuhler
MÚSICA: Erran Baron Cohen
DURACIÓN: 84 minutos

 
       

Héctor Campio López | @campiolopez

Prácticamente desconocido en México, Borat es el nombre de un personaje creado por el comediante británico Sacha Baron Cohen. Su humor consiste en perturbar y subvertir las reglas de convivencia. La cinta que lleva su nombre es un riesgo porque no es una comedia fácil de digerir. Su humor es deliberadamente grotesco, racista y tremendamente misógino.

La aventura de esta cinta supone la visita de Borat desde Kazakhstan —su supuesto país de origen— a Estados Unidos con la intención de hacer un reportaje sobre las costumbres de sus habitantes, aunque en realidad pretende burlarse de las actitudes y forma de pensar de sus habitantes.

El personaje está trazado con exageración en sus ademanes, pero también es llevado al absurdo, a la farsa. Un enorme buey vive dentro de su casa, viaja con una gallina metida en la maleta y, aunque es periodista, pretende no conocer más allá de lo que hay en su pueblo: entra al elevador de un hotel creyendo que es una habitación, se enjuaga la cara dentro del excusado y pregunta qué raza de perro es una tortuga gigante.

La continua interacción de Borat con los ciudadanos de Estados Unidos subraya varios prejuicios de la sociedad norteamericana. Sin embargo, salvo en muy obvias secuencias de bromas antisemitas, no hay manera de saber qué viñetas son reales y en cuáles existe un guion; la cámara sigue a Borat a todas partes, pero la gente alrededor parece no darse por enterada de su presencia. ¿Cuántas de las reacciones de estas personas son genuinas? Seguramente muy pocas.

Profanar una cena de etiqueta con comentarios sexuales, heces fecales y la presencia de una prostituta obesa puede resultar en extremo incómodo para los anfitriones, pero resulta hilarante para los espectadores. Transgredir las normas de comportamiento socialmente aceptable es quizás el principal móvil de Borat en su aventura (el otro es conocer a Pamela Anderson, de quien está enamorado por el programa Guardianes de la bahía).

En tanto Borat no toca los prejuicios del espectador, la película provoca risas. Hay desnudos masculinos, tocamientos y comentarios degradantes hacia las mujeres, así que para disfrutarla genuinamente, es necesario tener alguna disposición a las bromas escatológicas y el lenguaje profano.

 
 
 
 
  

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