EL PROYECTO DE LA BRUJA DE BLAIR

DIRECCIÓN: Daniel Myrick, Eduardo Sánchez
TÍTULO ORIGINAL: The Blair Witch Project (1999)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Daniel Myrick, Eduardo Sánchez
FOTOGRAFÍA: Neal Fredericks
MÚSICA: Tony Cora
DURACIÓN: 81 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Una película experimental de bajo presupuesto, recursos técnicos limitados y apenas tres actores, devolvió en 1999 al cine estadounidense la idea del terror en la piel y el pánico detonado por lo inexplicable, valiéndose de un falso documental presuntamente elaborado por un grupo de estudiantes.

La cinta, a la cual se denominó El proyecto de la bruja de Blair, fue una historia que creció de la misma manera en que lo hacen las historias de comunidades semirurales, vinculando sucesos oscuros e inquietantes con la realidad. Sus realizadores deslizaron la versión del hallazgo de material videograbado y varios rollos de película de 16 milímetros en blanco y negro, perteneciente a tres estudiantes de cine, desaparecidos en 1994 mientras rodaban un documental.

Pequeños fragmentos de la historia y rumores sobre el contenido del pietaje encontrado comenzaron a circular en internet. En varios espacios de radio y tv el tema fue abordado, de modo que el público reaccionó con inusual curiosidad ante el anuncio de la posible exhibición de casi noventa minutos rescatados de las grabaciones y las nuevas revelaciones sobre el caso: presuntamente, Heather Donahue, Joshua Leonard y Michael Williams habían viajado a Burkittsville, un pequeño pueblo de Maryland antes conocido como Blair, para internarse en el bosque donde dos siglos antes una supuesta bruja había sido responsable de la desaparición de un enorme número de niños.

Lejos de convertirse en un experimento fallido, el montaje es una falsificación de enorme realismo y verosimilitud de las supuestas imágenes rodadas por el grupo. El video testimonia los minutos en que los jóvenes se descubren perdidos, su búsqueda inútil de una salida del bosque y las noches sin descanso mientras fuera de la tienda de campaña algo maligno, intangible, se mueve lejos del alcance de la vista.

Las tomas cámara al hombro, los movimientos repentinos y la búsqueda por enfocar algo que no se ve, activan los mecanismos del miedo más instintivo. Aunque el contexto implica la existencia de lo sobrenatural, no hay una sola evidencia de ello; son los temores más profundos de la gente los que producen un estado de incomodidad que se extiende durante varios minutos y que no se agota en golpes de efecto de apenas una fracción.

Los primeros minutos son fundamentales en la tarea de dotar de credibilidad al trabajo. Los cineastas paran brevemente en el pueblo, donde recogen, de voz de los habitantes, pedazos de la leyenda. Como podría esperarse de una historia trasmitida por vía oral, ésta presenta discrepancias de persona a persona, pero coincide en lo fundamental.

Paradójicamente, la película hace lugares aterradores de los espacios abiertos y somete a sus personajes a la misma indefensión que podrían representar los sitios pequeños y cerrados. Juega con elementos mínimos, pequeños y toscos objetos rituales que al clarear el día aparecen "sembrados" en torno al campamento.

The Blair Witch Project es cine de horror en su estado más puro; ese que dispara reacciones instintivas y que se vive como una agonía. Pero también es el parteaguas, el minuto en que el cine norteamericano fue en busca de guiones que llenaran las expectativas de un público más exigente.

 
 
 
 

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