BRÜNO

DIRECCIÓN: Larry Charles
TÍTULO ORIGINAL: Brüno (2009)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Sacha Baron Cohen, Anthony Hines, Dan Mazer, Jeff Schaffer
FOTOGRAFÍA: Anthony Hardwick, Wolfgang Held
MÚSICA: Erran Baron Cohen
DURACIÓN: 81 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

No falta a la verdad quien asegura que Bruno guarda una enorme similitud con Borat (2006) más allá de la dirección de Larry Charles y la actuación de Sacha Baron Cohen. Y es que si hace tres años el comediante logró exhibir a una sociedad podrida de doble moral, encarnando a un supuesto periodista de Kazajstán, su más reciente cinta es toda una invitación a la furia de los grupos homófobos tanto como una ácida crítica al culto a la celebridad y a la estupidez desplegada por los famosos del mundo de la música, el cine, la televisión y el modelaje.

Como una suerte de Derek Zoolander llevado al extremo, Brüno es un modelo austriaco de 19 años, abiertamente homosexual, que anhela convertirse en una figura mediática y en "la mayor celebridad homosexual austriaca en Estados Unidos después de Arnold Schwarzenegger". Las formas de conseguir esa fama básicamente son las mismas a las que recurren varias figuras del espectáculo: adoptar un niño africano, abrazar una causa noble —no importa cuál sea— e incluso, si es necesario, negar su homosexualidad.

No importa cuánto se haya especulado al respecto, es difícil decir cuántas de las situaciones planteadas en la película (realizada a menera de semidoumental) han sido pactadas de antemano con los involucrados. En cualquier caso, las más hilarantes resultan ser aquellas en las que participantes parecen genuinamente sorprendidos y escandalizados (Paula Abdul sentada sobre "muebles" mexicanos, el poco menos que insultante programa piloto que Brüno somete a un focus group para su aprobación en una importante cadena de tv, o la reconciliación de una pareja gay en el centro del ring durante una función de lucha extrema).

Es justo decir que, mayormente, la irritación que Brüno genera en la gente no proviene de su orientación sexual, sino de situaciones que verdaderamente rayan en lo vulgar o que constituyen provocaciones muy directas ante las cuales las personas no podrían dejar de reaccionar. Por lo demás, hay que reconocer que Sacha Baron no sólo logra ocultarse tras el personaje, sino que lleva la interpretación a un punto en que llega a ponerse en riesgo al menos un par de veces.

Con todo lo grotesco que puede llegar a parecer Brüno, la cinta pone en evidencia a personajes verdaderamente monstruosos, bajo un disfraz de gente decente y respetable. Ahí queda el diálogo con el pastor de una iglesia cristiana que ayuda a los homosexuales a reformarse, pero que ve a las mujeres como animales a los que hay que tolerar, o la secuencia en la que varios padres de familia aceptan exponer a sus pequeños bebés a animales salvajes, condiciones insalubres, y aun someterlos a una liposucción para hacerlos bajar cinco kilos. Todo, con el único fin de acceder a la fama.

 
 
 

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