CONTAGIO

DIRECCIÓN: Steven Soderbergh
TÍTULO ORIGINAL: Contagion (2011)
PAÍS: Estados Unidos, Emiratos Árabes
GUION: Scott Z. Burns
FOTOGRAFÍA: Steven Soderbergh
MÚSICA: Cliff Martinez
DURACIÓN: 109 minutos

 
 
 
 
   
 
 

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Un virus que se transmite por contacto puede matar a millones de personas y generar una crisis sanitaria si se carece de una estrategia de contención adecuada y una respuesta científica oportuna. Pero la crisis siempre puede ser peor cuando en ella intervienen funcionarios que usan información privilegiada en beneficio propio o bien los mercenarios de la industria de los medios que elaboran conspiraciones ocultas fácilmente tragables en su simpleza.

Contagio, el más reciente trabajo de Steven Soderbergh, plantea la brutal tarea que significa salvar vidas en un escenario agravado por la duda, una emergencia creada por un nuevo virus, el cual encuentra un adecuado caldo de cultivo en la desconfianza generalizada de la gente por sus autoridades y en el cual resulta fácil medrar.

La historia prácticamente comienza con la muerte de Beth Emhoff (Gwyneth Paltrow) una mujer de Minneapolis que parece haber contraído una enfermedad desconocida en un viaje por Asia. A ella le siguen varios, miles de personas en cuestión de semanas. Desde ese punto, Soderbergh explora las distintas aristas del problema. Por un lado, un grupo de médicos dedicados a encontrar la vacuna, al mismo tiempo que tienen que enfrentar barreras burocráticas; por el otro, pánico que se alimenta de desinformación provista por líderes de opinión que sustituyen la investigación periodística con teorías sobre oscuros acuerdos de la industria farmacéutica con los gobiernos.

El filme es reiterativo en sus imágenes para establecer (sin lecciones morales ni mensajes políticos) la forma en que la pandemia y la psicosis se expanden. Y para que esto suceda, nada mejor que información insuficiente, un funcionario que viola las reglas y un maquilador de noticias sensacionalistas que se asume de facto como un cuarto poder por el número de personas cándidas que visitan su blog.

El guion de Scott Z. Burns es implacable al ocuparse de cada grupo en la historia, sin hacer concesiones con ninguno, excepto con una comunidad científica que impide que el mundo retroceda a una nueva época oscurantista regida por rumores en internet. El montaje final es notable por el ritmo sostenido de sus primeros minutos en una carrera contrarreloj y el contraste del desenlace, donde los personajes tienen tiempo de vivir el duelo por la tragedia.

Soderbergh comete, sin embargo, dos errores que demeritan el resultado de su cinta, pues no logra escapar de la tentación de sembrar un virus asesino entre los asiáticos ni de hacer a su clase política y su comunidad científica las más aptas para conducir una crisis global. El Diablo está en los detalles, dicen.

 

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