EL HOBBIT: LA DESOLACIÓN DE SMAUG

DIRECCIÓN: Peter Jackson
TÍTULO ORIGINAL: The Hobbit: The Desolation of Smaug (2013)
PAÍS: Estados Unidos, Nueva Zelanda
GUION: Fran Walsh, Philippa Boyens, Peter Jackson, Guillermo del Toro
FOTOGRAFÍA: Andrew Lesnie
MÚSICA: Howard Shore
DURACIÓN: 161 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Volvamos al punto en el que abandonamos el relato. El mago Gandalf, el hobbit Bilbo Baggins y sus trece compañeros encabezados por el enano Thorin Oakenshield continúan su camino a Erebor, el reino que ha usurpado el codicioso dragón Smaug. Nada concluirá aquí, de modo que habrá que esperar hasta el episodio final para que la nueva trilogía de El Hobbit entregue sus mejores y definitivos momentos.

La primera hora de La desolación de Smaug no es más que la continuación de la cacería de los protagonistas emprendida por el ejército de orcos, la cual ocupaba la mayor parte de la primera cinta. Peter Jackson y sus guionistas tiran de la fantasía hasta conseguir una pieza de 160 minutos; crean nuevos escondites y nuevas rutas de escape que ayudan a alargar el trayecto final hacia la Montaña Solitaria, e incluyen en su historia a Légolas (personaje de El señor de los anillos) y a Tauriel una elfa inexistente en la obra de Tolkien, quienes colaboran en las secuencias más logradas.

El espectáculo visual es deslumbrante y tiene sus puntos más altos en una fuga protagonizada por los héroes, dentro de barriles lanzados al río, la batalla que ahí se inicia entre enanos, elfos y orcos; el enfrentamiento con arañas gigantes en el Bosque Negro, y el primer asalto del combate con el dragón Smaug que despierta después de dos siglos sepultado bajo su botín de joyas, reliquias y millones de monedas de oro.

Si bien el filme comienza a abrir su campo visual para prestar atención a algún otro personaje, y desarrolla con mayor esmero la desquiciada conexión que empieza a establecerse entre Bilbo y el anillo, por otro lado, el guion omite dar más contexto sobre la Piedra del Arca, una joya con un valor determinante en la historia, al mismo tiempo que continúa sin dar dimensión a la compañía de indistinguibles enanos, los cuales se desdibujan hasta el anonimato, sin el menor rastro de personalidad.

Lo curioso es que como relato épico La desolación de Smaug carece de momentos emotivos, sacrificios heroicos, pruebas de lealtad y honor que hasta ahora ofrecían cada una de las historias en la Tierra Media. Peter Jackson se guarda esos elementos para el tercer acto, en el cual se revelará el objetivo del viaje de Gandalf a Dol Guldur y tenderá los últimos puentes con El señor de los anillos para una sola obra en seis filmes.

 
 
 
       

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