EL DIABLO VISTE A LA MODA

DIRECCIÓN: David Frankel
TÍTULO ORIGINAL: The Devil Wears Prada (2006)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Aline Brosh McKeena; basado en la novela de Lauren Weisberger
FOTOGRAFIA: Florian Ballhaus
MÚSICA: Theodore Shapiro
DURACIÓN: 109 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

En los últimos años, la televisión estadounidense ha ganado audacia; su crítica es más incisiva e incluso se arriesga más en las formas. No entiendo por qué el cine no asume más riesgo en ese sentido.

El Diablo viste a la moda es el caso de una cinta de buena factura, que funciona espléndidamente como entretenimiento, pero que se pierde en el terreno de las convenciones, justo por no atreverse a llevar hasta el final las partes más inteligentes de la historia y quedarse con un melodrama predecible.

Andy Sachs (Anne Hathaway) es una joven periodista con impresionantes calificaciones académicas. Aunque desconoce por completo el medio, una oportunidad le permite colocarse en Runway, la revista de moda más popular de Nueva York y una de las más importantes en el mundo. Sabedora de que su simple paso por la publicación le abrirá en el futuro la puerta de la “prensa seria”, la chica acepta el empleo como segunda asistente de Miranda Priestly (Meryl Streep), la editora del magazine, una mujer cuyas recomendaciones son seguidas fielmente por millones de lectoras, además de que en el medio editorial se le considera una genio y los grandes creadores de la moda la temen.

Basado en un best seller autoría de Lauren Weisberger, quien trabajó como asistente personal de Anna Wintour, la editora de la revista Vogue, el guion está lleno de cualidades, entre las cuales, la más importante es no asumir el mundo de la moda como un asunto menor, frívolo o necesariamente superficial, lo cual, dicho sea de paso, permite cuestionar a aquellos que se consideran periodistas de gran altura, pero trabajan en ese terreno como si le hicieran un favor a sus respectivos medios.

Otro punto valioso es su discurso sobre los costes que significa ser una mujer triunfadora en un mundo de hombres; es decir, Miranda Priestly puede parecer una tirana, pero como bien se advierte, “si fuera un hombre, a nadie le llamaría la atención su comportamiento”. Infelizmente, el guion no conserva la congruencia.

No obstante contar en la dirección con David Frankel, antes encargado de la realización de la serie televisiva Sex and the city, que se caracterizaba por mostrar un mundo de mujeres cuya carrera no anulaba sus vidas amorosas, El Diablo viste a la moda traiciona su idea inicial y condena a sus protagonistas femeninas a la infelicidad por el “error” de dedicar demasiado tiempo a su trabajo a costa de decepcionar a sus parejas o amigos.

Vaya, no es que subordinar la vida personal a la laboral no cree conflictos de ningún tipo, sino que plantear la renuncia como el único camino posible al equilibrio es tan cómodo como hipócrita.

En medio de todo esto, no puede soslayarse como una parte importante de la historia la transformación de Andy, de una joven promedio a una deslumbrante figura vestida a la moda. Sin embargo, hay un problema de origen en esta fallida transformación: Anne Hathaway es una preciosidad, no importa cómo se vista, de modo que este extreme make up no tiene el efecto que debería.

A pesar de ello, hay más cosas rescatables en el filme. Las actuaciones de Stanley Tucci, como mano derecha de la editora de Runway, y Emily Blunt, quien juega estupendamente como la primera asistente de ésta, son un inmejorable complemento. En síntesis, si bien la comedia funciona bastante bien, la parte dramática de la cinta es decepcionante. Decepcionante porque podía esperarse más.

 
 
 
 

CANAL RSS
YOUTUBE
CONTÁCTANOS


DISTRITO CINE. Los contenidos de este sitio están sujetos a una licencia Creative Commons 2.5, con excepción del material (fotos, imágenes, videos) procedente de terceros.