DON GATO Y SU PANDILLA

DIRECCIÓN: Alberto Mar
TÍTULO ORIGINAL: Don Gato y su Pandilla (2011)
PAÍS: México, Argentina
GUION: Kevin Seccia, Timothy McKeon
MÚSICA: Leoncio Lara
DURACIÓN: 90 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Resulta triste que en hora y media, Don Gato y su Pandilla no logre ni un solo momento, ni un solo diálogo, ni un solo detalle original o espontáneo de los varios que pueden hallarse en cualquiera de los capítulos de 25 minutos de la vieja serie de televisión.

Sin más vínculo con el pasado que un saqueo de personajes, el robo de algunos gags y la participación de Jorge Arvizu en el doblaje de dos personajes a los que también prestaba su voz hace décadas, el resto es en general una pieza aburrida de escaso ingenio. En general, las historias televisivas pintaban a la pandilla como un grupo de vividores capaces de cualquier cosa por comer gratis, tener dinero para jugar al billar o apostar.

Graciosa en su sencillez, pero fundamentalmente por la mexicanización que se hizo de los diálogos de sus episodios televisivos, Don Gato y su Pandilla languidece en su versión cinematográfica, que se caracteriza por lo forzado de sus situaciones y la inclusión en la historia de un villano, que elimina los rasgos lúdicos e irreverentes que hicieron famosos a estos gatos bribones.

Dirigida a un público muy pequeño, los productores convierten a Don Gato en un personaje enamoradizo, lleno de arrogancia, pero con una declaración de intenciones y código de honor ("tú nos has dicho que sólo hay que robar a los que se lo merecen"). Esta vez el líder de la pandilla no intenta burlar la autoridad del oficial Matute, sino que es una suerte de héroe de la ciudad que se enfrenta al nuevo jefe de Policía, el narcisista Lucas Buenrostro, quien intenta meter la ciudad en orden con robots (¿por qué siempre robots?).

Así, la cinta termina por desvirtuar la esencia de aquel programa de los años sesenta y tomar como rehenes a sus personajes para intentar venderle al público un poco de nostalgia a través de una cinta técnicamente bien realizada y sólo marginalmente divertida, pues su guion se queda en el plano meramente infantil, sin permitirse establecer complicidad alguna con el público adulto.

 
 
 
 
  

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