Héctor Campio López | @campiolopez

El duelo es una fábula sobre el sentido espiritual que poseen las artes marciales. No es por completo una cinta de acción, ni un drama; sino que se ubica dentro del género de películas chinas como El tigre y el dragón, Héroe o La casa de los cuchillos.

Quienes conocen el trabajo reciente de Jet Li en Estados Unidos, lo saben: es un actor al que todavía le hace falta un buen guion para brillar a plenitud y a cuyo trabajo le hacen mucho daño los efectos especiales. Desde Romeo debe morir (2000) hasta A contrarrelo (2003), sus personajes carecen de profundidad y aun las habilidades de Li como peleador, son escasamente aprovechadas.

El duelo es una película muy superior a todas aquellas, pero a medio camino entre la acción y el drama. Toda la acción se concentra en la primera mitad, plena de combates extravagantes bien dirigidos y secuencias espléndidas que no dejan lugar a duda: Jet Li es un prodigio de las artes marciales. La segunda mitad procura ser más filosófica y reflexiva

La cinta cuenta la historia del artemarcialista chino Huo Yuan Jia, fundador de una importante escuela en su país a finales del siglo XIX. Se ilustra el ímpetu y dominio de Huo en las técnicas de combate y también se pretende demostrar que la fortaleza interna y el conocimiento son elementos indispensables para conducirse con honor ante los demás.

Hay un acento moralizante en esta producción de Jet Li, que busca abrirse paso en la narración. Sin embargo, ésta es irregular: El duelo está claramente partida por la mitad y en su parte dramática no permite comprender a cabalidad el comportamiento de Huo como personaje.

Es posible que se trate de escenas borradas u obviadas, pero se dan por entendidos años enteros en la vida del protagonista que permitirían tener una idea clara de –y no sólo suponer– lo que él aprende respecto a la responsabilidad, la moral y la dignidad.

La moraleja se plantea a partir de la historia de redención de Huo Yuan Jia, quien, no obstante sus talentos, muere moralmente a causa de su soberbia y vicios. Asesinada su madre y su hija, Huo se autoexilia y encuentra la paz mental en el campo. Su regreso a Shangai y las artes marciales varios años después, como un hombre nuevo, tendrá como propósito defender el honor de China.

Jet Li no es excepcional como actor, pero alcanza a ser convincente en las algunas escenas. Las secuencias de pelea llevan la firma del coreógrafo Woo-ping Yuen, mejor recordado por sus trabajos para la serie de Matrix y Kill Bill.