ENCANTADA

DIRECCIÓN: Kevin Lima
TÍTULO ORIGINAL: Enchanted (2007)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Bill Kelly
FOTOGRAFIA: Don Burgess
MÚSICA: Alan Menken
DURACIÓN: 107 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Contra todo lo que pudiera pensarse de una historia de princesas hecha por los estudios Disney, Encantada es una agradecible y ocurrente comedia romántica que, muy a su modo, se burla de la fórmula usada en tantos y tantos filmes de dibujos animados de la misma compañía.

Precisamente, Giselle (Amy Adams) es la protagonista de una historia animada de cuento de hadas. Vive en el bosque a la espera de que un príncipe apuesto aparezca en su vida, mientras los animalitos del bosque colaboran con ella en la limpieza de su casa y la confección de su ropa. Sin embargo, cuando Edward (James Marsden), su príncipe, aparece y todo apunta a que se casarán, heredarán el trono y vivirán felices para siempre, la madrasta de él, la reina Narissa (Susan Sarandon) está determinada a impedir que le quiten el control del reino.

Narissa condena a Giselle a vivir en un lugar desconocido, fuera de la tierra mágica de Andalasia, donde además dejará de ser un personaje animado para convertirse en una mujer real. De pronto, la protagonista aparece caminando sin rumbo por las calles de Nueva York hasta que se encuentra con Robert Phillip (Patrick Dempsey) un abogado de divorcios, con una pequeña hija, que ha sido abandonado por su mujer, pero que decide ayudarla, pensando que la chica simplemente está extraviada.

Las situaciones que surgen de ese encuentro son —créanme— genuinamente divertidas y graciosas. Acostumbrada a las irritantes canciones optimistas de las fantasías de película y a la ayuda de venados, ardillas y aves del bosque, la princesa de esta historia aparece convocando desde la ventana a los animales de la ciudad de Nueva York, pero sólo acude al llamado la considerada fauna nociva del lugar: ratas, palomas y cucarachas.

Pero en el fondo, Encantada es también una velada autocrítica de la compañía Disney a estos esquemas propuestos durante décadas sobre el amor y la vida perfecta de personajes de corazón puro.

El ingenioso guión de Bill Kelly repara en la irrealidad de las relaciones amorosas de los cuentos, que generalmente nacen entre personas que no se conocen en lo absoluto. En este caso particular, Giselle es demasiado ingenua para el mundo real, no alcanza a entender qué utilidad puede tener una cita en pareja, conversar y conocer al otro cuando simplemente pueden casarse y ser felices para siempre.

En contraposición, el personaje interpretado por Patrick Dempsey vive en un mundo moderno y cínico, donde los finales felices no existen, e intenta que su hija se adapte a él. De mundos distintos, con un tono algo parecido al de Kate & Leopold (James Mangold, 2001), Encantada transita más por los terrenos del humor que del romance propiamente idealizado.

Vaya pues, tampoco es que Disney haya cambiado tanto como para abjurar de su estilo y no regalarnos un final dulce. En cierto modo, la resolución romántico-dramática de la película hace caer la historia durante sus últimos 20 minutos; sin embargo, la primera hora cumple por mucho con el cometido planteado por los realizadores. La historia es divertida y tiene chispa, Amy Adams es una auténtica muñeca en su papel y sus coprotagónicos masculinos —en distintos registros actorales— lo hacen estupendamente.

Dempsey logra mucho al sacudirse al Dr. Derek Shepherd de Grey's Anatomy, en tanto que James Marsden consigue arrancar varias sonrisas y el asentimiento general del público adulto, criado sentimentalmente por Disney, al mostrarnos de carne y hueso a este príncipe de ficción, tan perfecto como narcisista.

Encantada tiene algo valioso y difícil de encontrar; reírse de uno mismo es un ejercicio sano, pero no siempre fácil. Qué bueno que la mayor industria de entretenimiento infantil lo haya logrado aunque sea un poco.

 
 
 
 

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