LA ERA DE HIELO 2

DIRECCIÓN: Carlos Saldanha
TÍTULO ORIGINAL: Ice Age: The Meltdown (2006)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Jim Hecht, Peter Gaulke, Gerry Swallow
FOTOGRAFÍA: Craig Anthony Grasso
MÚSICA: John Powell, Will Edwards
DURACIÓN: 91 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Aunque con el tiempo mi opinión terminó siendo bastante más moderada, odié La Era de Hielo hace cuatro años. Era imposible no hacer una comparación con Monsters Inc. y Shrek, estrenadas unos meses antes, de modo que la cinta de la 20th Century Fox parecía una versión de la primera, pero sobre hielo.

Hoy, sin la sombra de aquellos y con menos prisa de estrenar algo que compita con Dreamworks o Pixar, la verdad es que la secuela resulta muy disfrutable, aunque recurra a ciertas fórmulas que empiezan a volverse un cliché.

En La Era de Hielo 2, Manfred, el mamut; Sid, el perezoso, y Diego, el tigre dientes de sable, se enfrentan al problema del calentamiento global, de modo que todo el hielo a su alrededor está a punto de fundirse y de inundar el valle donde viven. De este modo y retomando el mismo hilo usado en la primera parte, los protagonistas se ven obligados a migrar en busca de un lugar seguro.

A esto se suma la idea de que la especie de Manny se encuentra en extinción; no parece haber más mamuts en cientos de kilómetros a la redonda, excepto una hembra llamada Ellie. El único problema es que ella se cree una zarigüeya y vive como una junto con sus dos hermanos, Crash y Eddie que son una especie de preadolescentes impertinentes y orates.

La película, pues, está más tirada a la comedia que la anterior, donde Sid se quedaba a cargo de todas las torpezas y las imprudencias. En ésta, el grupo se comporta más como una familia y menos como predadores y presas, aunque ahora sean potencial alimento de una parvada de buitres que esperan que el glaciar se rompa y deje suficientes víctimas para comer.

Ahora bien, no sólo se repite el recurso del largo peregrinaje y las caminatas a través de pasos estrechos que se quiebran y que ponen a todos al borde de un precipicio. Además de ello, los realizadores reciclan una idea ya explotada en otras cintas y dejan al más torpe de la manada, Sid, caer en manos de una enorme y primitiva tribu de perezosos que lo hace su dios. Igual que en Madagascar, donde los primitivos eran un grupo de lemúridos o la secuencia de El regreso del Jedi en que C3PO se revela como una maravilla sobrenatural para los Ewoks, la verdad el recurso es muy chistoso.

El elemento accesorio sigue siendo Scrat, la ardilla que va por todo el filme persiguiendo una bellota y que aligera los momentos un tanto densos de la trama, además de ponerle el colofón a la cinta.

Los detalles, sin embargo, resultan absolutamente salvables, básicamente porque la película es una pachanga. Uno se la pasa bien y los niños se llevan algo bueno. Esta vez, el mensaje va un poco más allá y trata temas como la orfandad y la adopción, así sea de una manera muy sutil, dejando en claro que la familia es aquella que te cuida y que te ve crecer, independientemente del ADN.

Jim Hecht, quien en el pasado escribió para Los Simpson, El Crítico y Saturday Night Live, colabora en el guion y aunque en las salas mexicanas sólo se exhibe la versión doblada al español, la intención de los diálogos logra trascender.

 
 
 

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