ESTÁN TODOS BIEN

DIRECCIÓN: Kirk Jones
TÍTULO ORIGINAL: Everybody's Fine (2009)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Kirk Jones, basado en el guion de Massimo De Rita, Tonino Guerra y Giuseppe Tornatore para la película Stanno tutti bene
FOTOGRAFÍA: Henry Braham
MÚSICA: Dario Marianelli
DURACIÓN: 100 minutos

 
 
 
 
   
 
 

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Además de haber sido pensada como una nueva versión de Stanno tutti bene, cinta escrita y dirigida en 1990 por Giuseppe Tornatore, Están todos bien es un melodrama familiar diseñado para la época navideña, artificial, falto de corazón y de emociones genuinas. Dirigida por el británico Kirk Jones, esta adaptación recurre, a falta de situaciones creíbles y auténticamente conmovedoras, al sentimentalismo fácil que vende imágenes gastadas como modelo de felicidad.

El protagonista de la historia, Frank Goode (Robert De Niro), es un hombre mayor, que no sólo ha perdido a su esposa, sino que ahora se encuentra solo y desocupado después de haber dejado gran parte de su vida en una fábrica de recubrimiento para material eléctrico, un trabajo demandante que sin embargo le permitió darle educación a sus cuatro hijos. Dado que su esposa siempre fue la figura que mantuvo unida a la familia, Frank siente que debe ocuparse ahora de esa responsabilidad y ante la imposibilidad de reunirlos a todos en torno a la mesa de la vieja casa paterna, decide visitar a cada uno para saber cómo está su vida.

Frank no sólo acumula decepciones al descubrir que las vidas que él cree que tienen no son tan perfectas ni felices, sino que el viaje de ciudad en ciudad le abre los ojos sobre cómo haber tenido la cabeza metida sólo en el trabajo lo excluyó casi totalmente de la vida de sus muchachos. Sin embargo, De Niro no logra nunca ser el personaje que pretende; cuando mucho, aparenta ser un viejo distraído, lleno de manías, que no se da por enterado del porqué sus hijos no parecen muy entusiasmados por incluirlo en sus vidas.

La aparición de Kate Beckinsale, Sam Rockwell y Drew Barrymore en el rol de sus hijos está limitada a apenas unos minutos en pantalla, durante los cuales se esfuerzan en representar lo mejor posible a un grupo de personajes planos, sin dimensión que hacen imposible ver su innegable talento actoral, a tal grado que un grupo de actores novatos podría haber tenido un desempeño igual de digno.

El desarrollo de la historia es demasiado predecible y la supuesta ironía que parece haber entre los cables telefónicos que Frank fabricaba y la incomunicación entre los miembros de su familia, resulta demasiado obvia. Están todos bien intenta manipular emociones con situaciones planificadas para tocar sensibilidades; en todo caso el viaje que hace su protagonista es demasiado largo para descubrir algo que todos adivinamos desde la primera media hora.

 

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