EXPEDIENTES SECRETOS X: QUIERO CREER

DIRECCIÓN: Chris Carter
TÍTULO ORIGINAL: The X-Files: I Want to Believe (2008)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Frank Spotnitz, Chris Carter
FOTOGRAFÍA: Bill Roe
MÚSICA: Mark Snow
DURACIÓN: 104 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

A lo largo de nueve temporadas, los episodios de Expedientes secretos X tenían relación con eventos paranormales de diverso tipo, pero la mayoría se centraba en desarrollar la idea de una conspiración extraterrestre que involucraba al gobierno. Seis años después de cancelada la serie, 20th Century Fox ha decidido rescatar a sus personajes para intentar una segunda cinta que se aleja de la premisa televisiva, pero que se acerca a un público menos familiarizado con la trama.

Su director, Chris Carter, junto con el coguionista, Frank Spotnitz, han conseguido hacer de ésta un entretenido thriller policiaco con detalles místicos, que apenas se vincula con el serial televisivo a través de varios guiños, pero que no añade a lo visto durante nueve años de capítulos semanales.

La acción se inicia en West Virginia, donde varias jóvenes mujeres (entre ellas una agente del FBI) han desaparecido. La peculiaridad del caso radica en que el único que parece tener alguna imagen de lo sucedido es un sacerdote, que ha abusado sexualmente de más de 30 niños y que asegura tener visiones sobre las víctimas.

Los agentes especiales Fox Mulder (David Duchovny) y Dana Scully (Gillian Anderson) han abandonado el FBI —él vive en el olvido, lejos de la gente, y ella se dedica a la medicina—, pero su experiencia aún es valorada, así que el Buró les pide volver y colaborar en el caso.

La trama central de la cinta mantiene un nivel aceptable de intriga; son las historias periféricas las que fallan. El tema de la pederastia sacerdotal no es desarrollada con suficiente convicción para tener verdadero peso en la trama, ni suficiente audacia para merecer un extenso comentario de la crítica especializada, mientras que la historia de Scully como médico aporta fallidamente en términos del conflicto que parece estar presente todo el tiempo entre ciencia y fe.

En deuda con El silencio de los inocentes, modelo del que se han moldeado otros torcidos asesinos seriales y psycho killers, esta segunda película de los Expedientes secretos X no se caracteriza por vuelcos argumentales ni conspiraciones reveladas (acaso exige creer en demasiadas coincidencias); impacta visualmente en algunos momentos, pero sus escenas de acción son pocas y breves; alude a lo sobrenatural, pero la intriga es puramente mundana.

Lo más importante es que pese a su pretensión, la película no deja abiertas nuevas y atractivas puertas a lo sobrenatural; funciona como extensión de un consistente producto televisivo que marcó una época, pero no encuentra su propio valor como una cinta independiente. Se trata apenas de una cinta entretenida, hecha para la nostalgia y para cerrar un círculo abierto desde el final del capítulo 201.

 
 
 
 
 

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