FURIA DE TITANES

DIRECCIÓN: Louis Leterrier
TÍTULO ORIGINAL: Clash of the Titans (2010)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Phil Hay, Travis Beacham, Matt Manfredi; basado en la película Clash of Titans (1981)
FOTOGRAFÍA: Peter Menzies Jr.
MÚSICA: Ramin Djawadi
DURACIÓN: 106 minutos

 
 
 
 
   
 
 

Juan Carlos Romero Puga| @jcromero

Furia de titanes, la adaptación libre para cine que en 1981 hizo Desmond Davis del mito griego de Perseo, contaba una historia que asistida de algunos modestos efectos especiales (básicamente animación stop motion) se daba el lujo de construir secuencias completas en las que lo visual se imponía al resto. Sin embargo, sospecho que todo lo fantástico que pudiera haber parecido el filme debía provenir originalmente de su guion.

La nueva versión parece demasiado preocupada de sus monstruos, de su propia grandiosidad, de causar el mayor impacto posible con sus imágenes, reduciendo una trama de infinitas posibilidades a la espectacularidad estéril de una épica insípida de videojuego. De ahí su fracaso, porque con millones de dólares invertidos en la creación de efectos digitales, el resultado no podría ser menos emocionante o novedoso.

Cuando todos los jugadores de la industria cuentan con los mismos juguetes, la diferencia tendría que estar marcada por algo más que la capacidad de sus artistas visuales para crear escorpiones gigantes. En este remake de Furia de titanes es notable la ausencia de un guion ingenioso que explote la infantiloide personalidad de los dioses griegos. Esto se combina con la falta de entusiasmo de la mitad del elenco, que no obstante sus abundantes barbas y maquillaje, parece atacada por una mortal fiaca.

Con excepción de Perseo (Sam Worthington, voluntarioso), ningún otro personaje parece importar lo suficiente para merecer un desarrollo mayor. La atractiva premisa que la cinta plantea (un grupo de hombres furiosos con los dioses al grado de desafiar insensatamente sus designios) queda sepultada en el exceso de las secuencias de acción, que a su vez sólo conducen a otra batalla, y a otra, cada una más insustancial que la anterior, pero en un escenario diferente.

Casi a punto de la parodia en lo que hace a sus momentos más solemnes en el Olimpo, lo más triste de esta Furia de titanes es su falta de garra y de interés por hacer algo genuinamente interesante. Y no se equivoquen, los lentes 3D dan profundidad de campo, pero no sirven para ocultar tanta pobreza.

 

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