GÁNGSTER AMERICANO

DIRECCIÓN: Ridley Scott
TÍTULO ORIGINAL: American Gangster (2007)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Steven Zaillian
FOTOGRAFÍA: Harris Savides
MÚSICA: Marc Streitenfeld
DURACIÓN: 157 minutos

 
       

Héctor Campio López | @campiolopez

No por admirar a Rydley Scott hay que elogiar sobremanera a American Gangster (2007). Sin ser sobresaliente, la película se sostiene como un producto bien hecho. Pero de eso a que sea El Padrino Negro, hay mucha distancia.

La historia de Frank Lucas (Denzel Washington), un traficante de opio generoso con su comunidad, se revela sin misterios desde el principio. Es un personaje que con todo y su negra piel, no tiene lado oscuro. No se advierten en él deseos malsanos por ningún lado, vaya, ni siquiera tiene vicios: es un criminal pero también una buena persona, algo así como un Jesús Malverde del Harlem.

La dicotomía del héroe y el villano hace esperar un rival digno para ese gángster tan carismático e inteligente. Sin embargo, eso no ocurre porque del otro lado tenemos a un detective pusilánime, con bastante energía sexual, pero sin ningún encanto. Es el papel Russell Crowe, quien interpreta a Richie Roberts.

Contrario a las expectativas, no existe un duelo de interpretaciones entre Washington y Crowe. Sus personajes son dispares y eso redunda en una narración irregular. El director atiende por turnos las historias de los antagonistas, de tal modo que vemos una emocionante secuencia del villano intercalada con una del héroe, cuya vida profesional y crisis matrimonial carecen de todo interés.

Ahora bien, Frank Lucas es tan emblemático como el Tony Montana de Al Pacino en Caracortada o el Jimmy Conway de Robert De Niro en Buenos muchachos, es un mafioso genial. Imposible no simpatizar con él. La diferencia entre éste y aquéllos, es que se trata de un personaje basado en un hombre real. Hay sin embargo un problema. Su historia en cine carece de tensión dramática. Gana todo el tiempo, hasta cuando pierde.

Hay que recordar que el guion de American Gangster está basado en un reportaje publicado en New York Magazine ("The Return of Superfly", escrito por Mark Jacobson) en agosto del año 2000, sobre Frank Lucas.

En el texto, Lucas relata algunos episodios sobre la construcción de su imperio millonario a partir del contrabando de heroína traída desde Asia en el interior de ataúdes de los soldados estadounidenses muertos de Vietnam. El gángster describe también, con bastante orgullo y risas, el asesinato de Tango, su rival en el Harlem. "The Return of Superfly", habla más bien de un tipo siniestro, duro y decidido a todo.

Salvo la primera secuencia de la película, no hay escenas violentas. La narración es parsimoniosa y, en cierto punto, la película comienza a parecer larga. El encuentro entre Lucas y el detective Richie Roberts carece de fuerza y sus diálogos son bastante sencillos. Mucho más intensas resultan las escenas que Denzel Washington comparte con Josh Brolin, quien interpreta al corrupto detective Trupo.

Como una de esas sombras funestas del cine moralista, el héroe y el villano se unen al final para combatir a la corrupción, que es el peor de todos los males. Vemos entonces a Frank Lucas y a Richie Roberts riendo juntos como grandes colegas en una cacería de pillos. En efecto, un gángster al estilo americano.

 
 
 
 
       

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