GARFIELD 2

DIRECCIÓN: Tim Hill
TÍTULO ORIGINAL: Garfield: A Tail of Two Kitties (2006)
PAÍS: Estados Unidos, Reino Unido
GUION: Joel Cohen, Alec Sokolow
FOTOGRAFÍA: Peter Lyons Collister
MÚSICA: Christophe Beck
DURACIÓN: 82 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Don Gato y su Pandilla llegó a la televisión de Estados Unidos por allá de 1961. Varios años después, la serie llegó a México en una estupenda versión doblada al español con la voces de Julio Lucena, Jorge Arvizu, Víctor Alcocer, David Reynoso, Sergio de Bustamante, Santiago Gil y Armando Martínez entre otros.

En uno de los 30 capítulos que se grabaron de aquella serie, Benito, el miembro más pequeño de la pandilla, era confundido con un heredero, gracias a un supuesto lunar en la planta del pie —que al final resultaba ser un chicle—, por lo que se veía obligado a vivir solo en una mansión en la que el mayordomo intentaba deshacerse de él para quedarse con la fortuna.

Eso, hace 45 años.

Esta semana se estrenó en nuestro país Garfield 2, la secuela de una espantosa película apenas más graciosa que un perro dormido, a la cual, sin embargo, algunos críticos no han dudado en calificarla como más divertida que la anterior (lo que quiera que eso signifique), aunque la trama sea prácticamente la misma de los dibujos animados.

No ha faltado incluso quien diga en un exceso de generosidad que esta cinta de Tim Hill toma su inspiración de la obra de Mark Twain, El príncipe y el mendigo. Aunque esto fuera cierto, las aventuras de Don Gato y su Pandilla hayan logrado ser, por mucho, más entretenidas y perdurables, sin ocupar más de media hora en contar una historia y sin tener que compararse con ningún clásico de la literatura.

Vaya pues, el insoportable bicho anaranjado que vemos en la pantalla carece en absoluto (en esta y en su anterior cinta) de la acidez del Garfield de los dibujos animados y de la elocuencia de las tiras cómicas. Sus dosificados comentarios sobre problemas humanos como las dietas y el odio a los lunes son suplidos por una actitud supuestamente cool y eructos que le iban muy bien al irreverente Alf hace 20 años, pero que acá son meros clichés para forzar las risas de los niños.

Lo único que quizás puede agradecérsele a la 20th Century Fox, es que su película dure apenas 80 minutos, ya que además de convertir al personaje en una pretenciosa alfombra naranja, la compañía prefirió emplear al mexicano Adrián Uribe para realizar el doblaje al español para Latinoamérica, haciendo a un lado al chileno Sandro Larenas, quien durante años le había prestado su voz a Garfield para la serie de dibujos animados.

El filme se queda en su nivel más básico y su humor, más que blanco, es inexistente, de modo que por ratos hay que hacer un verdadero esfuerzo por no quedarse dormido. A excepción de niños verdaderamente pequeños que no tienen referentes de otras cintas mejores y más entretenidas, difícilmente alguien podrá recomendar un producto tan malo como éste.

Que conste, quien decida verla que se prepare para 80 minutos de tortura.

 
 
 
 
       

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