GIGANTE

DIRECCIÓN: Adrián Biniez
TÍTULO ORIGINAL: Gigante (2009)
PAÍS: Uruguay, Argentina, Alemania, Holanda
GUION: Adrián Biniez
FOTOGRAFIA: Arauco Hernández Holz
MÚSICA: Héctor Pauluk
DURACIÓN: 90 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Ganadora de tres premios durante la edición 2009 del Festival de Berlín, Gigante es una de esas historias mínimas, de pocos recursos, al margen de las formalidades de la comedia romántica donde finalmente se le ha encasillado, pero que llega a tener detalles de sordidez que llevan la trama a momentos ambiguos que parecen conducir a un desenlace trágico.

Jara (Horacio Camandule) es un tipo enorme y corpulento que trabaja como guardia en un centro comercial de Montevideo, con la encomienda de monitorear las cámaras de seguridad. Los fines de semana se gana un dinero extra trabajando en el staff de un bar. El tipo es un solitario, habla muy poco, se abstrae del mundo escuchando heavy metal, pero en el fondo es un buenazo.

El relato da un pequeño vuelco cuando el gigantón nota a Julia (Leonor Svarcas), una chica de limpieza cuyos movimientos empieza a vigilar, primero desde los monitores, y después siguiéndola a pie a cada lugar que va, pasando de un enamoramiento inocente y platónico a una obsesión con tintes patológicos que lo hacen hurgar en aspectos demasiado personales de ella.

Sin embargo, el debutante Adrián Biniez sabe descargar de gravedad la cinta cuando la trama parece adentrarse en sus segmentos más oscuros, e incluso elabora una secuencia final que deja los caminos abiertos a que el público llene los silencios y le ponga voz a Julia, a quien apenas escuchamos hablar durante la hora y media que alcanza el largometraje.

Gigante es una película sobre las apariencias en el más amplio sentido del término. Jara se enamora de una chica de la que no sabe nada y es sólo hasta que la persigue que descubre que no le gustan las películas románticas, que escucha a Guns N' Roses, que estudia karate e incluso que es una chica bonita y sola que busca a alguien en una sala de chat en internet.

Cuando él mismo se mira al espejo en el que los empleados del supermercado se acicalan antes de trabajar, se puede leer la frase "Esta es la imagen que el cliente tiene de mí". Lo que muchos vemos es un tipo enorme, que intimida, y a partir de ahí durante toda la película uno hace juicios del personaje basándose en su aspecto o adivinando sus intenciones. En ese juego de apariencias no hay pierde. Uno se equivoca siempre.

 
 
 
 
       

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