GUERRA DE LOS MUNDOS

DIRECCIÓN: Steven Spielberg
TÍTULO ORIGINAL: War of the Worlds (2005)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: David Koepp, Josh Friedman, basados en la novela La Guerra de los Mundos, de H.G. Wells
FOTOGRAFÍA: Janusz Kaminski
MÚSICA: John Williams
DURACIÓN: 117 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

A veces el artificio deslumbra, de modo que hay que ver dos veces una película para darse cuenta de lo mala que es.

La primera vez que estuve frente a Guerra de los Mundos, de Steven Spielberg, me pareció haber visto una película espectacular a la que podían perdonársele, en primer lugar, las excesivas licencias respecto a la historia de H.G. Wells. La segunda vez, el espectáculo resultó francamente decepcionante y aburrido.

Más allá de lo que sabemos acerca de la novela y del exterminio de la humanidad a manos de seres extraterrestres, esta nueva versión nos narra la historia de una familia desintegrada que se enfrenta al ataque. Tom Cruise interpreta a Ray Ferrier, un estibador divorciado y mediocre, padre de una niña y un adolescente insoportables, a quienes uno desearía ver muertos desde el inicio.

Y es que parece inexplicable que en medio de la destrucción y la muerte que van dejando atrás, ninguno de los dos parezca darse cuenta de la gravedad de la situación y sólo tengan quejas como para que la gente se dé cuenta de que el protagonista de veras no es un padre modelo.

Dakota Fanning se pasa hora y media gritando, mientras que el hijo adolescente, Justin Chatwin, es un pobre diablo que, envalentonado, quiere pelearse a pedradas con los invasores, pues tampoco parece ver la ruina a la que ha sido reducida mientras el ejército y la Fuerza Aérea son aniquilados ante los ojos de todos.

Lo grave de Guerra de los Mundos es que Steven Spielberg viola un principio básico de las cintas de ciencia ficción; no importa tanto lo improbable de un hecho si en el contexto narrativo parece verosímil. En ese sentido, Spielberg carga con una derrota.

Que Tom Cruise es el único estadounidense que tiene una camioneta que sirve, eso queda claro. Lo que uno no se explica es por qué no se toma diez segundos para explicarle a la turba iracunda que intenta arrebatarle su vehículo que sólo necesitan cambiar una pieza de sus autos para echarlos a andar todos.

Pero la cosa no termina allí, ya que luego de establecer que el protagonista tiene el único automóvil útil, aparece un pequeño grupo de reporteros de la cadena CBS, con una camioneta a la que le funciona todo, incluido el equipo de video y edición que llevan en el interior.

¿Suficiente? No. El director y su guionista no sólo salvan una y otra vez a la abrumada familia, sino que los sacan ilesos del choque de un Boeing 747 que, además, tiene el cuidado de dejar intacta la milagrosa camioneta.

El resto está lleno de situaciones que ya hemos visto en distintas cintas. Las actuaciones están por debajo de la media y si la posibilidad de ver una buena adaptación de esta novela podía estar en el trabajo de guion, éste es pobrísimo.

Hoy día, hablar de los efectos especiales como el mayor mérito de una película es el peor favor que puede hacérsele. Sin duda, la idea de Spielberg filmando hace 28 años Encuentros cercanos del tercer tipo significaba enfrentarse a un mundo imaginario completamente nuevo y fabuloso. Los recursos visuales, los gráficos generados por computadora y el artificio están hoy a la mano de cualquier estudio que los quiera; eso, por lo menos a mí, me obliga a replantearme si Guerra de los Mundos en la versión de Spielberg es un trabajo encomiable. Creo que no, definitivamente no.

 
 
 
 

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