Juan Carlos Romero Puga | @jcromero
Pese a que la adaptación de Steve Kloves incurre en omisiones importantes respecto de la séptima novela de J.K. Rowling (lo que modera de forma innecesaria algunos momentos de particular dramatismo), Harry Potter y las reliquias de la Muerte: Parte 2 cierra satisfactoriamente la serie iniciada hace diez años, atando cabos y llenando los vacíos que la historia nos había dejado a quienes no somos lectores de los libros.
Quizá lo más notable es que en esta última cinta, Harry Potter reivindica su naturaleza de cuento de hadas en el que los valores como el amor, la lealtad y el coraje se oponen a la ambición desmedida de un líder totalitario que se impone a través del miedo y la muerte. El director David Yates hace a un lado las correrías adolescentes de los anteriores episodios para centrarse en convencer al espectador de la llegada de una época oscura en Hogwarts en la que la gente muere asesinada.
Sin tener que volver sobre sus pasos para explicar más que lo necesario sobre el pasado de algunos personajes, Las reliquias de la Muerte: Parte 2 continúa justo donde la pasada entrega concluyó, de modo vemos a Harry Potter (Daniel Radcliffe), Ron Weasley (Rupert Grint) y Hermione Granger (Emma Watson) reiniciar la búsqueda de los cuatro horcruxes que guardan los fragmentos restantes del alma de Lord Voldemort .
La película avanza como un día, desde la salida del Sol hasta el ocaso, con una primera mitad que abre paso al regreso de algunos personajes fantásticos, momentos de humor y secuencias de acción en las que los personajes escapan de trampas imposibles. La segunda mitad, en cambio, se ocupa enteramente del enfrentamiento entre los dos magos y la resistencia que opone un puñado de hechiceros (la mayoría de ellos estudiantes y maestros de Hogwarts) a las fuerzas de Voldemort.
La dirección de Yates en la batalla es sobria y eficiente; sin excesos visuales y suficiente coherencia y suspenso para quien ya no esperaría ser sorprendido. Sin embargo, el realizador también juzga en menos la relevancia de algunos acontecimientos dramáticos que aluden a personajes secundarios, haciendo que su violenta desaparición de la historia sea meramente anecdótica, lo que de evita que haya un mayor impacto emocional en la conclusión.
Como epílogo de una historia que fue contándose a lo largo de una década, la segunda parte de Harry Potter y las reliquias de la Muerte cumple sobradamente y no deja de mostrar lo mucho que sus jóvenes protagónicos evolucionaron, al grado de desplazar progresivamente a un elenco de actores consolidados y no depender de que la historia introdujera algún nuevo villano señuelo para crear misterio. Ni hablar, estamos ante una saga que aun con altibajos se ha ganado su lugar por derecho propio. |