HASTA EL VIENTO TIENE MIEDO

DIRECCIÓN: Gustavo Moheno
TÍTULO ORIGINAL: Hasta el viento tiene miedo (2007)
PAÍS: Mexico
GUION: Alfonso Suárez, Ángel Pulido, Mario P. Székely, Gustavo Moheno
FOTOGRAFIA: Arturo de la Rosa
MÚSICA: Eduardo Gamboa
DURACIÓN: 88 minutos

 
       

Héctor Campio López | @campiolopez

Es casi seguro que todo mexicano que hoy tenga entre 25 y 30 años vio por televisión, alguna vez en su infancia, la película Hasta el viento tiene miedo (Carlos Enrique Taboada, 1968). La cinta, que contó entre sus protagonistas con Marga López, fue uno de los productos mejor resueltos del cine de horror de entonces. Y su recuerdo es, hoy todavía, ocasión de pesadillas.

Muchos años después, el director debutante Gustavo Moheno decide filmar un historia con el mismo nombre, pero sin acudir al argumento original. Es decir, que su película no es una copia. Y qué bueno que así sea. Sin embargo, por ese simple detalle, la comparación entre aquel clásico y esta nueva producción es ineludible y fatal.

Todo ocurre en una casa para adolescentes con trastornos mentales. A ese lugar llega Claudia (Martha Higareda), quien en la primera escena quiere lanzarse del segundo piso del Periférico para morir. Se le percibe rebelde, grosera y... bueno, ese papel que siempre hace Martha Higareda. Otras internas exhiben algún tipo de comportamiento esquizoide; hay entre ellas una neurótica, una anoréxica y una retraída que tiene conexión con el fantasma de la historia.

Ese fantasma es Andrea (Cassandra Ciangherotti) una interna que murió hace varios años en la torre ubicada a un costado de la casa y que, por razones desconocidas, ha comenzado a aparecerse. Estas apariciones suelen ser parcas, difusas, sin suspenso, ni una razón que permita inferir qué cosa quiere el fantasma.

Es necesaria una explicación detallada antes de concluir la película, para saber que Andrea (que es un bomboncito) tuvo tras de sí una historia lasciva y pecaminosa con las doctoras del internado (Verónica Langer y Mónica Dionne) y que esa fue la razón que ocasionó su muerte.

Hasta el viento tiene miedo (2007) es un intento fallido por hacer del horror algo sexy. Reúne a un grupo de actrices jóvenes, muchas de ellas atractivas, en una historia escrita a ocho manos y en la que al menos por una vez aquellas se desnudan o muestran las pantaletas. Digamos que la historia así lo requería, pues el suspenso es bastante anodino y de algún modo hay que mantener el interés de la gente.

¿Dónde está el terror? En el ruido de los relámpagos, las ventanas que se azotan estruendosamente y la oscuridad del internado cuando se va la luz. Para mantenerse despierto, el público puede hacer también una lista mental de todas las escenas tomadas en préstamo al cine reciente de horror japonés.

 
 
 
 
       

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