HÉROE

DIRECCIÓN: Zhang Yimou
TÍTULO ORIGINAL: Yin xiong (2002)
PAÍS: Hong Kong, China
GUION: Li Feng, Wang Bin, Zhang Yimou
FOTOGRAFÍA: Christopher Doyle
MÚSICA: Tan Dun
DURACIÓN: 98 minutos

 
       

Héctor Campio López | @campiolopez

Se dijo que Jet Li, una de las dos grandes estrellas del cine en Hong Kong, fue el actor elegido para interpretar al maestro Li Mu Bai de la laureada película El Tigre y el Dragón (2000), del director Ang Lee, pero que a última hora decidió no tomar el compromiso y apostar por el rol protagónico en Romeo debe morir (2000). Aunque la película fue decepcionante, la decisión del actor fue acertada, ya que ganó más dinero, trabajó en superproducciones de Hollywood, y nosotros, que no vivimos en Asia, pudimos conocerlo.

Por eso ahora da gusto encontrarnos con que Quentin Tarantino, quien se dijo influido por los mangas y las películas de artes marciales para hacer su película reciente Kill Bill, presente Héroe, un largometraje del productor de El Tigre y el Dragón, con Jet Li, muy en su aire en el papel estelar. El crítico de Time Magazine dijo que la cinta era una obra maestra y probablemente lo sea; en tal caso, Yimou Zhang, el director, es un artista.

Pero sucede que las cartas de presentación que usa la distribuidora para vender su película, abruman y confunden. Uno puede esperar un tarantinazo de sangre y violencia explícitas con música retro, o bien, la sutileza y armonía estética de las artes marciales que dejó El Tigre y el Dragón. Y efectivamente, Héroe pretende parecerse a lo segundo y rebasarlo con su grandilocuencia visual y su épica. Es la película china más costosa hecha hasta la fecha y fue el gobierno de ese país quien la financió.

La historia se ubica en el tiempo en que China estaba dividida en siete reinos. El reino de Qin es gobernado por un tirano temible al que tres asesinos: Cielo, Espada Rota y Nieve Voladora, han intentado dar muerte debido a sus invasiones a los demás pueblos. No lo han logrado, por el contrario, un buen día se aparece en el palacio un oficial menor, Sinnombre (Jet Li), que ha vencido a aquellos tres y trae como prueba las armas de sus rivales.

A partir de entonces y a través de una serie de regresiones en el tiempo, sabremos cómo Sinnombre logró su hazaña. Armado con su espada derrotará a Cielo (Donnie Yen), el primer asesino, en un combate en que las imágenes se congelan en el aire con todo y gotas de lluvia. Mientras ellos pelean, un anciano ciego toca bellas melodías sentado bajo un cobertizo. Y entonces uno se da cuenta por qué les llaman artes marciales. Pero no hay que dejarse engañar, porque estos hombres han practicado Wushu desde que eran niños y ganado medallas por eso.

También hay excesos que no por ello dejan de ser hermosos. El mejor ocurre cuando Sinnnombre relata su batalla con Espada Rota (Tony Leung Chiu Wai) y Nieve Voladora (Maggie Cheung). Según la historia, ambos viven refugiados en una escuela de caligrafía, que es todo un arte en China.

Sinnnombre va a buscarlos con la doble intención de retarlos a duelo y estudiar sus técnicas de combate (aquí es donde uno se entera que la brocha y la espada están conectadas por la caligrafía). En eso están, cuando de repente, hordas de soldados y arqueros que no le piden nada a los del imperio romano, aparecen, rodean la escuela y comienzan a disparar.

El maestro de la escuela da entonces una lección de valor a sus alumnos cuando se sienta frente a su pizarra y comienza a practicar, mientras un colmenar de flechas caen del cielo para atravesar techo y paredes. En el colmo, la señora Nieve Voladora, que sólo viste un kimono de seda roja, sale a bloquear las flechas usando sus enaguas como escudo. Al final la escuela parece un enorme puerco espín por fuera.

Sinnnombre y Espada Rota también pelean sobre la superficie de un lago apacible bordeado por un bosque de coníferas y montañas nevadas al fondo. Vuelan y se impulsan con el filo de sus espadas para no hundirse en el agua. Yimou Zhang nos regala una mezcla poética de auténtico ballet acuático.

Hay una cuidadosa dirección de arte en todos los combates. El vestuario y escenografía encuentran su lugar en la escala cromática y cada pelea se distingue por sus escenarios de postal oriental, con hojas que caen de bosques amarillos, salones reales adornados con telones verdes, librerías en blanco y azul o desiertos.

Conforme avanza el relato del héroe, el perspicaz Rey descubre que lo que le están contando es una gran mentira y aquí es donde viene lo mejor de la película, porque vemos peleas que en realidad nunca existieron, alianzas que no ocurrieron y romances de lo más extraños.

El heroísmo de Sinnombre no descansa, como uno sospecha al principio de la película, en su lealtad al Rey de Qin y su protección contra los atacantes. Sino más bien en el sacrificio por el ideal de unidad entre los siete reinos, que depende de la muerte o la vida del Rey. En nuestros tiempos, cuando China se proyecta como el nuevo imperio moderno, Héroe viene también a reforzar las bases de una cultura legendaria que tiene el honor y la unidad en torno a una autoridad como ideas fundamentales en su desarrollo como nación.

El título original de la cinta es Ying xiong, participó en la Muestra Internacional de Cine de este año, estuvo nominada al Oscar y al Globo de Oro como Mejor Película Extranjera en 2003 y al Oso de Oro en Berlín ese año.

 
 
 
 

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