DE HOMBRES Y DE DIOSES

DIRECCIÓN: Xavier Beauvois
TÍTULO ORIGINAL: Des hommes et des dieux (2010)
PAÍS: Francia
GUION: Xavier Beauvois, Etienne Comar
FOTOGRAFÍA: Caroline Champetier
MÚSICA: Mike Kourtzer
DURACIÓN: 122 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Durante más de media hora, De hombres y de dioses muestra la vida cotidiana de ocho monjes cristianos franceses que custodian un monasterio en Argelia, donde conviven con la población musulmana a la cual sirven con consejo y servicios médicos.

El largometraje se revela lento y estudiado en su reiteración de la vida monástica; largas secuencias en las que los religiosos entonan himnos, trabajan, oran y comen casi en absoluto silencio. La vida litúrgica es el centro de su existencia y su elección de vida, así que en ellos comienza a cumplirse la persecución anunciada en las Escrituras contra los cristianos.

El estallido de la guerra civil argelina lleva la violencia hasta el monasterio por vía de un grupo de integristas musulmanes que asedia a la comunidad y asesina a civiles, por lo cual los monjes deben plantearse la posibilidad de dejar el lugar. El filme de Xavier Beauvois ahonda, sobre todo en su segunda mitad, en el conflicto interno de los ocho hombres que deben hacer frente a su responsabilidad ante una comunidad que no puede huir de la guerra como ellos, y el instinto que los impulsa a escapar y salvar la vida.

El guion logra con mucha fortuna atemperar la tentación martirológica que le habría ganado el fácil aplauso vaticano, para quedarse en las razones y las convicciones de sus personajes, para quienes ninguna decisión (quedarse o irse) resulta fácil.

Más allá de la hermosa fotografía, la economía de recursos y el sobresaliente que logran en sus respectivos papeles Lambert Wilson, Olivier Rabourdin y Michael Lonsdale, la cinta tiene una secuencia excepcional que dice todo de su personajes. La cámara toma un primer plano de cada uno de los religiosos, en el que probablemente sea el único momento que se les ve llanamente felices y conmovidos: su última cena juntos, mientras beben una sencilla copa de vino tinto y escuchan El lago de los cisnes, de Tchaikovsky.

Nada fácil, quizá redundante, pero De hombres y de dioses resulta ser un filme interesante sobre la entereza para resistir las pruebas y someterse a un par de versículos del Salmo 82 que sirve de epígrafe a este trabajo: "Vosotros sois dioses, hijos del Altísimo, pero como hombres moriréis, como cualquier príncipe todos caeréis".

 
 
 
 
  

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