Héctor Campio López | @campiolopez

La huida (Shoot 'Em Up, 2007) es una película que multiplica las alucinaciones violentas de Quentin Tarantino (Pulp Fiction, 1994) por los delirios de Robert Rodríguez (Desperado, 1995), suma las escenas de acción del mejor John Woo (Contracara, 1997) y finalmente eleva el producto al cuadrado.

Su guionista y director Michael Davis parece haberse inspirado en un juego de video para crear esta cinta de acción extrema, cuyo ritmo es cada escena más audaz que en la anterior y culmina en un frenético orgasmo de maromas, balas y galones de testosterona.

El señor Smith (Clive Owen), héroe inédito que protagoniza esta historia de premisas absurdas, es una mezcla dinámica de James Bond, John McClane, Ethan Hunt y El Mariachi. En su mejor actuación, Smith fornica deliciosamente con una prostituta lactante (Mónica Bellucci), mientras se defiende con una pistola semiautomática de un comando armado que llega a darle muerte.

Este héroe de gabardina y barba de tres días es un tipo correoso. Es capaz de clavarse un bisturí en la frente para terminar con la tortura que le infringe su enemigo; estrellar su auto contra otro para salir disparado por el parabrisas y matar a los villanos o lanzarse en paracaídas y combatir a balazos por los aires con sus persecutores.

Del otro lado está Hertz (Paul Giamatti pasado de kilos), hilarante mercenario que persigue a Smith rencorosamente por haberse llevado a un recién nacido, parido durante el primer tiroteo de la película.

Cualquier exceso antes visto en los directores de cintas de acción norteamericanos encuentra su mejor contrincante en La huida. La imaginación demencial del autor se desborda de los límites de la verosimilitud hasta tocar el humor involuntario. Más que haber inventado esta cadena de situaciones hiperkineticas, el mérito de Davis fue haberse arriesgado a filmarlas.

A la tercia de actores famosos en los roles principales, se suman tres elementos que le dan personalidad a la cinta: su lograda coreografía, la música metalera que acentúa el efecto estridente de los disparos (Mötley Crüe, Mötorhead, AC/DC) y el trabajo de edición tan bien efectuado, que es imposible confundirse para saber quién le disparó a quién en cada secuencia.