LA ISLA SINIESTRA

DIRECCIÓN: Martin Scorsese
TÍTULO ORIGINAL: Shutter Island (2010)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Laeta Kalogridis; basado en la novela de Dennis Lehane
FOTOGRAFÍA: Robert Richardson
DURACIÓN: 138 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Pieza menor en la filmografía reciente de Martin Scorsese, La isla siniestra alcanza a ser un oscuro y eficiente thriller psicológico que, sin sorprender, permite sumergirse en una historia intrigante que mantiene un halo de incertidumbre y ambigüedad hasta el final.

Es 1954. Teddy Daniels (Leonardo DiCaprio), un detective marcado por los horrores de la Segunda Guerra Mundial y torturado por la muerte reciente de su esposa, es enviado a la Isla Shutter —una suerte de asilo-prisión en la que se encuentran confinados peligrosos pacientes psiquiátricos— para iniciar una investigación federal en torno a la inexplicable desaparición de una paciente, internada por ahogar a sus tres pequeños hijos.

Tanto el agente, como su compañero Chuck Aule (Mark Ruffalo), se ven limitados desde un principio por la resistencia del director de la institución (Ben Kingsley), quien además de ocultar y demorar la entrega de información vital a los detectives, parece jugar con ellos un juego perverso que sólo alimenta la desconfianza de Daniels y trae a la superficie sus viejos miedos.

Basada en una novela de Dennis Lehane (autor de Río místico y Desapareció una noche), la cinta de Scorsese no intenta, como en Los infiltrados, retratar el bajo mundo criminal, sino persuadir al espectador de entrar y sumergirse en la pesadilla personal del protagonista, hacernos desconfiar de su juicio al mostrarnos sus delirios —siempre ligados a la esposa muerta o la liberación del campo de concentración de Dachau, en la que participó— sin permitirnos apartar la vista de los directivos del hospital y oler cierta paranoia macarthista tras la intriga.

En apariencia predecible, la conducción del director obliga al espectador a esperar cada movimiento para confirmar su teoría. Cada vuelta de tuerca en la trama confirma lo que uno ha anticipado, pero también obliga a cuestionarse si lo que el guion hace no es simplemente sembrar pistas falsas de manera que toda la puesta en escena termine siendo sólo una apariencia.

La isla siniestra no aspira a ser contada entre lo mejor del realizador neoyorkino, pero sí como parte de un cine comedido con el público, que primariamente narra historias, apoyado en un grupo competente de actores y un libro cinematográfico que respeta la obra original. Una cinta que exige, que destaca por mucho en un mar de piezas mediocres, pero que queda a deber como obra de Scorsese.

 
 
 

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