JUGANDO CON EL DESTINO

DIRECCIÓN: Gurinder Chadha
TÍTULO ORIGINAL: Bend it Like Beckham (2002)
PAÍS: Reino Unido, Alemania, Estados Unidos
GUION: Gurinder Chadha, Guljit Bindra, Paul Mayeda Berges
FOTOGRAFIA: Jong Lin
MÚSICA: Craig Pruess
DURACIÓN: 112 minutos

 
       

Héctor Campio López | @campiolopez

A primera vista, Jugando con el destino (Bend it like Beckham) es una película sobre futbol, pero si se repara en lo que rodea a la historia principal, uno encuentra el discurso de una minoría racial que pide ser respetada, en un país cuya cultura es totalmente distinta.

Birmingham y otras ciudades de Inglaterra tienen comunidades originarias del sur de Asia. Ahí son notorias la presencia de pakistaníes e indios, quienes conservan las costumbres de sus lugares de origen, lo que a veces se vuelve un obstáculo para la integración de estas comunidades.

Los indios tienen su propia industria de cine, Bollywood. El bhangra, su movimiento musical, es popular entre los surasiáticos de segunda y tercera generación que viven en Inglaterra. El de ellos es uno de tantos fenómenos migratorios transcontinentales.

En Bend it like Beckham conocemos la historia de Jessminder (Parminder Nagra), una joven india fascinada con el futbol soccer que fantasea con una carrera profesional, tapiza su cuarto con afiches de la superestrella del balompié David Beckham y contradice las costumbres de su género (no le gusta ir de compras, cascarea con un grupo de chicos y hace dominadas con una lechuga en la cocina).

Jessminder es una excepción entre las de su clase porque tampoco ve en el matrimonio su realización personal, como sí lo hacen su hermana (a punto de casarse), su madre y las mujeres ancianas de su comunidad. Su proyecto está en el futbol.

Jules (Keira Kinightley), su amiga inglesa, se encuentra en la misma situación; le apasiona el deporte, se viste con ropa poco femenina y también es blanco de señalamientos de su propia madre, quien la cree lesbiana por sus gustos deportivos.

La historia de ambas jóvenes es la del desafío a sus familias, pero también es un llamado contra el prejuicio y el racismo, que se toca con sutileza (los indios llaman Goreh a los ingleses y Jessminder se ofende cuando alguien la llama Paki).

La historia tiene también su lado romántico y amistoso en el triángulo interracial inglesa-irlandés-india y varias situaciones cómicas entre sus protagonistas que sirven para aligerar los temas difíciles (la discriminación a los homosexuales y la sujeción a las convenciones sociales para no ser mal visto, por ejemplo).

El futbol está presente todo el tiempo y da agilidad a la trama con escenas de entrenamiento y juego de los equipos femeninos que combinan tomas ágiles con fusiones de música bhangra-funk como si se tratara de un videoclip. La cinta también permite ver algunas tradiciones prenupciales indias, que no dejan de causar curiosidad.

Jugando con el destino tiene un toque conservador, pero muy simpático. La directora fue también productora y coguionista de la película.
 
 
 
 
       

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