Juan Carlos Romero Puga | @jcromero
Para ver una película como La Pantera Rosa es preciso poner el cerebro en piloto automático y simplemente dejarse llevar. Si eso es posible, la película puede parecer graciosa, ingeniosa y muy disfrutable; si no, puede resultar un poco insufrible.
Decir que esta nueva versión está llena de gags verdaderamente gastados no será ni por mucho la peor crítica que se le pueda hacer, ya que junto con ello está el hecho de contar con actores como Kevin Kline y Jean Reno haciendo nada, desaprovechados en papeles intrascendentes, interactuando con personajes irrelevantes.
La historia inicia con la desaparición del diamante conocido como La Pantera Rosa, propiedad del director técnico de la selección francesa de futbol, Yves Gluant (Jason Statham), quien es asesinado y despojado de la joya en medio de la celebración de un triunfo de su equipo. Dreyfus (Kline), el inspector en jefe de la policía francesa pone al frente del caso al inspector Jacques Clouseau, conocido por su torpeza, pero perfecto para atraer la atención de los medios mientras él dirige la investigación verdadera que lo catapultará a la fama.
En cuanto a Steve Martin en el papel de Clouseau, simplemente no hay punto de comparación con el protagónico de Peter Sellers de 1964. El actor es de veras chistoso, pero su trabajo termina siendo semejante al de Jim Carrey en Las locuras de Dick y Jane: una sucesión de chistes muy básicos y una comedia que se basa toda en resbalones y golpes contundentes.
Por eso llama la atención que en esta película firme más de un guionista. Uno se pregunta quién hizo qué, ya que nadie se molestó en ponerle un poco de enigma a la trama, complicándola aunque fuera un poco para volverla menos predecible y menos prescindible. Resulta por demás enojoso que ahora los remakes no tengan más objeto que meter dinero dos o tres semanas en taquilla, sin importar si después de ello desaparecen para siempre.
En lo que toca al público, éste responde de manera muy generosa. Lamentablemente, Shawn Levy, el director, pareciera estar apostando por fórmulas más fáciles, basado en el dogma de que Steve Martin puede levantar el nivel de comedias muy ligeras. Aun así, el estreno tuvo que ser postergado seis meses debido a las dudas.
Para ser sinceros, los avances de minuto y medio que podían verse desde meses antes del estreno resultaban muy atractivos. Ya en el cine, a los quince minutos uno se siente atiborrado de torpeza.
Un dato más. Amén de que Jean Reno no luce en absoluto y de que Beyonce Knowles le queda muy chica a la pantalla de cine, entre los actores que desfilan por la cinta, figura brevemente y sin crédito, Clive Owen, como el agente británico 006, quien dice "nadie debe saber que estoy aquí". Misión cumplida, a los cinco minutos de terminada la película, nadie es capaz de acordarse de que estuvo ahí. |