MAR ADENTRO

DIRECCIÓN: Alejandro Amenábar
TÍTULO ORIGINAL: Mar adentro (2004)
PAÍS: España
GUION: Alejandro Amenábar, Mateo Gil
FOTOGRAFÍA: Javier Aguirresarobe
MÚSICA: Alejandro Amenábar
DURACIÓN: 110 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Muchas obras han y habrán de ser calificadas en uno u otro momento como un himno a la vida. Pocas, sin embargo, merecen que se les considere una celebración de la muerte, el acto último de una libertad llevada hasta el límite y, quizá, como la única elección consciente y auténtica que muchos pueden tomar en toda su existencia en busca de la genuina dignidad.

Mar adentro, de Alejandro Amenábar, relata la historia de Ramón Sampedro, quien vivió tetrapléjico "29 años, cuatro meses y algunos días", y quien hacia el final de su vida defendió ante los tribunales españoles su derecho a una muerte digna mediante la eutanasia.

Pero la cinta es más que el relato de los dos últimos años de la vida de un hombre postrado, que escribía desde su cama echando mano sólo de un lapicero y de su boca; es también el breve relato de vidas miserables que buscan darle sentido a su vida a través del coraje de quien sólo lucha por que lo dejen morir, y el discurso optimista de una sociedad infeliz, podrida por la doble moral y una soberbia infinita, que se arroga el derecho de decir cuál es la forma correcta de vivir y de morir.

No obstante, la pluma y la dirección de Amenábar se meten profundo y cuestionan aun el papel de una Iglesia que compra su autoridad a precio de sangre, pero que llama demagogo a quien piensa que vivir es un derecho y no una obligación.

La actuación de Javier Bardem es gigantesca, luminosa, llena de humor y de crudeza a la vez; única al grado de mostrar la esencia de su personaje sin más recursos que su cara y su voz para expresar y para decir.

La música del mismo Amenábar es tan intensa y emotiva como el filme mismo, en tanto que la fotografía de Javier Aguirresarobe es lo suficientemente atinada para entender ese amor extraño y doloroso que los personajes de la cinta tienen por el mar.

Sin duda, Mar adentro toma posición en el conflicto que intenta narrar. Este Ramón Sampedro interpretado por Bardem termina por cautivar a una audiencia a la que obliga a cuestionar los principios con que rigen sus vidas y a pensar, al menos en sus argumentos: "Justificar sufrimientos irremediables por el interés de alguien que no sea el desafortunado ser humano que los padece, es crear un infierno para que diablos y diablillos disfruten con el espectáculo de los condenados, mientras filosofan gravemente sobre el sentido del dolor".

El remate del filme tiene la fuerza de la secuencia de 60 segundos que a muchos nos arrastró al cine: la voz de Bardem y el poema que dio nombre a esta película.

Mar adentro,/ mar adentro.
Y en la ingravidez del fondo/ donde se cumplen los sueños/ se juntan dos voluntades/ para cumplir un deseo.
Un beso enciende la vida/ con un relámpago y un trueno/ y en una metamorfosis/ mi cuerpo no es ya mi cuerpo,/ es como penetrar al centro del universo.
El abrazo más pueril/ y el más puro de los besos/ hasta vernos reducidos/ en un único deseo.
Tu mirada y mi mirada/ como un eco repitiendo, sin palabras/ 'más adentro', 'más adentro'/ hasta el más allá del todo/ por la sangre y por los huesos.
Pero me despierto si empre/ y siempre quiero estar muerto,/ para seguir con mi boca/ enredada en tus cabellos.

 
 
 
 

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