Juan Carlos Romero Puga | @jcromero
La historia de Mike Wasowski y James P. Sullivan no empieza en la planta donde trabajan asustando niños cada noche para producir energía, sino mucho tiempo atrás. Mike (voz en español de Andrés Bustamante) sueña con ser un “asustador” y trabajar para Monsters Inc., mientras que Sulley (voz de Víctor Trujillo) no sólo tiene cualidades natas, sino que además proviene de una familia con una larga tradición en el oficio.
Ambos personajes se conocen cuando finalmente logran ingresar a Monsters University donde, pese a su rivalidad como estudiantes, se ven obligados a ser compañeros de fraternidad y a unirse a un grupo de monstruos que no espantan a nadie en los juegos estudiantiles, conocidos como las Sustolimpiadas, que tendrán que ganar si quieren seguir en la universidad.
La cinta de Dan Scanlon tiene en contra un guion que anuncia una rutina conocida: la pandilla de fracasados, debiluchos y sin confianza en sí mismos, que derrotan a los fortachones arrogantes de las fraternidades elitistas. No obstante, la trama alcanza para crear momentos de buena comedia como el rito de iniciación de los Oozma Kappa o la prueba atlética dentro del laberinto.
Lo mejor, sin embargo, está en la segunda mitad de la película, cuando la apenas naciente amistad de los protagonistas es puesta a prueba y llega el momento de sincerarse y decirle al otro que su entusiasmo no es suficiente, que no es una figura atemorizante y que simplemente no nació para ser la pesadilla de los niños. Justo en ese punto la historia da un sutil giro e introduce un conflicto moral del que saldrá la gran lección de la cinta: no hay camino fácil ni seguro.
Monsters University resulta muy entretenida y su factura técnica es impecable. Esta vez, sin embargo, falta el asombro, los grandes momentos de cine de otras cintas de los estudios Pixar y el empujón emotivo al final de la historia que en la primera película nos daba la pequeña Boo.
Cambiemos el orden. Primero, Monsters University; después, Monsters Inc. Al final tendremos una maravillosa historia. No tengo duda. |