NACHO LIBRE

DIRECCIÓN: Jared Hess
TÍTULO ORIGINAL: Nacho Libre (2006)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Jared Hess, Jerusha Hess, Mike White
FOTOGRAFÍA: Xavier Pérez Grobet
MÚSICA: Danny Elfman
DURACIÓN: 92 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Quizá me equivoque, pero creo que las cintas producidas por Nickelodeon generalmente se quedan lejos de ser un sinónimo de gran diversión, de modo que al ver su rúbrica al inicio de Nacho Libre se puede abandonar cualquier expectativa sobre una película que pudo haber aspirado a más.

Nacho (Jack Black) es una suerte de fraile de un monasterio en Oaxaca, en el cual creció y para el que ahora sirve como cocinero. Las condiciones para todos son pésimas y la escasa comida con la que cuentan es prácticamente incomible, así que en su búqueda por llevar algo de dinero para los huérfanos del lugar, Nacho se topa con la lucha libre, la cual además de recursos, promete darle algo de fama y respeto.

Aparentemente basada en el caso de Sergio Gutiérrez Benítez, un sacerdote mexicano que durante 23 años luchó enmascarado bajo el nombre de Fray Tormenta para sostener el orfanato que él mismo fundó, la película de Jared Hess no profundiza ni en la dimensión humana del problema ni se mete demasiado en el tema de la lucha libre como un fenómeno que le permite salir del anonimato y de la pobreza a muchos.

La realidad es que no hay por dónde tomar este filme; ninguno de sus lados es lo suficientemente fuerte ni lo suficientemente bueno. Todo se reduce a una sucesión de escenas en las que el protagonista se pone en una posición cada vez más incómoda que la anterior, sin lograr un tono consistente en su comedia.

Los personajes tampoco parecen tener demasiada relación entre sí —más allá de que todos trabajan en la misma película—, de modo que la inclusión de la mexicana Ana de la Reguera en el papel de la hermana Encarnación, una angelical monja que llega para ayudar en la educación de los niños, tampoco le aporta mucho al conjunto, a no ser por tres o cuatro frases en las que alcanza a insinuar que Dios odia la lucha libre, tanto como Provida a los homosexuales.

Quizá sea por eso que la película tiene sus mejores momentos cuando aparece a escena Esqueleto (Héctor Jiménez), un pobre tipo, flaco y muerto de hambre, que se define a sí mismo como hombre de ciencia y quien se convierte en escudero de Jack Black.

La historia de Nacho es un perfecto producto de Nickelodeon, igual que lo fue Los tuyos, los míos y los nuestros; demasiado ingenua, demasiado contagiada de los clichés de la industria, sin ninguna aspiración por trascender e ir más allá de un inocuo programa de televisión. Esos escenarios, sacados de un México ya inexistente, pero encontrados en Etla, un pueblito a unos 40 minutos de la ciudad de Oaxaca, eran dignos de una mejor historia.

 
 
 
 
  

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