Juan Carlos Romero Puga | @jcromero
El proyecto de Las Crónicas de Narnia fue abandonado repentinamente por Disney a finales de 2008, luego de que El príncipe Caspian no alcanzara la recaudación que se esperaba de ella. La franquicia fue rescatada poco después por la 20th Century Fox, compañía que ha terminado por ser socia de una adaptación sin la garra ni la fuerza de las otras.
Entretenida, aunque claramente menor respecto de las dos primeras partes de la saga, La travesía del Viajero del Alba cuenta el regreso a Narnia de los hermanos Pevensie (esta vez sólo Edmund y Lucy), quienes deberán ayudar al ahora rey Caspian a combatir una fuerza maligna que amenaza con destruir el reino.
Sin embargo, esta vez estamos ante un argumento falto de sólidas motivaciones, de tal manera que los personajes simplemente parecen brincar de una aventura a otra con conflictos planteados y resueltos de manera caprichosa.
Con muchos menos recursos, lo cual se hace evidente en la baja en la calidad de los efectos visuales, la cinta da la vuelta a las grandes épicas anteriores que combinaban heroísmo y redención, para centrarse en transmitir un mensaje, por momentos demasiado obvio, de valores cristianos, sin molestarse ya en la construcción de simbolismos, censurando las pasiones, la ambición y la vanidad.
La magia que solía acompañar los relatos sobre la tierra de Narnia y su fantástica fauna endémica prácticamente desaparecen para dar paso a un relato de maduración de sus protagonistas, los cuales habrán de despedirse —al parecer para siempre— en la única secuencia emotiva de una película que ofrece gran intensidad, pero poco dramatismo.
Aquí se abre la gran incógnita de la franquicia y sólo resta esperar a ver si la Fox emprenderá la adaptación de alguna otra de las novelas restantes de C.S. Lewis. Quién sabe, Las crónicas de Narnia: La silla de plata podría ya estar en mente de los productores, pero la taquilla dirá. |