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NIÑA MALA

DIRECCIÓN: David Slade
TÍTULO ORIGINAL: Hard candy (2005)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Brian Nelson
FOTOGRAFÍA: Jo Willems
MÚSICA: Molly Nyman, Harry Escott
DURACIÓN: 104 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

En una sala de chat en internet, un hombre y una chica que se identifican como Lensman319 y Thonggrrril14, quienes parecen jugar un infantil juego de seducción, acuerdan conocerse esa misma tarde en un café. Él, Jeff (Patrick Wilson), es un fotógrafo profesional; ella, Hayley (Ellen Page), es una adolescente de apenas 14 años.

El encuentro deja establecido todo. La primera imagen de ella es arrebatadora: una chica hermosa de cabello corto, brillante, pero con un aire de timidez que acentúa su encanto. Con una naturalidad desusada, Hayley habla de literatura y de música, mientras deja que él le quite los restos de pastel de chocolate que tiene en los labios y le compre un café latte.

Para ese momento, uno puede adivinar muchas cosas, pero guionista y director hacen un trabajo impecable, porque jamás muestran demasiado. Ninguno de sus personajes cruza los límites; ella es una joven, entusiasta, un poco demasiado franca, y no tiene ningún problema en ir al departamento de él, donde de inmediato se instala, prepara tragos para ambos y se ofrece como modelo para una sesión de fotos.

Todo permanece cubierto por un extraño manto de ambigüedad; no existe un comportamiento exactamente impropio de parte del fotógrafo, nada real que permita hablar ni cercanamente del abuso de una menor de edad, aunque él tenga 32 años. Sin embargo, el dilema moral está ahí, moviéndose todo el tiempo como una molestia calada, básicamente porque aunque tenga 14 años, la niña es fascinante y logra activar varios botones emocionales conectados con instintos básicos. Me temo que narrar más allá de este punto significa revelar demasiado del desarrollo de la historia. Sólo puedo decir (en el mejor de los sentidos) que no va a agradarles nada.

Dos detalles que deben subrayarse: Primero, Niña mala está filmada predominantemente en el interior de un departamento, lo que acentúa la sensación de aislamiento de ambos personajes. Segundo, además de carecer casi en lo absoluto de banda sonora, el 98 por ciento del metraje depende sólo de dos actores, lo cual entraña una dificultad y al mismo tiempo un mérito mayor. Ellen Page se roba la película casi desde el momento en que aparece, pero los intercambios con su co protagonista en diferentes momentos de la película es un logro que no se ve con frecuencia.

Es cierto que el filme se alarga un poco más de lo necesario y que esto da pie a un desenlace poco verosímil en varios detalles, pero insisto: este primer trabajo cinematográfico de David Slade y su guionista, Brian Nelson, es inquietante sin tener que recurrir a soluciones fáciles que sólo hubieran satisfecho el morbo de muchos.

No es cierto, no es tan fácil (como afirman algunas reseñas) adivinar las intenciones de Jeff y de Hayley, aun cuando la cinta ha avanzado más allá de la mitad. Ambos sufren una transformación radical cuando entran en un perverso juego del gato y el ratón, pero no es sencillo establecer quién juega honestamente como víctima. Todo cuestionamiento moral y toda batalla se libra en la mente de los espectadores, pues el supuesto pederasta oculto en el papel de fotógrafo no termina por aparecer.

Debo confesar que, llegada a cierto momento y sin mostrar absolutamente nada, Niña mala me descompuso al grado de hacerme sudar y casi provocarme un acceso de vómito. Muchos podrán encontrar dudoso un elogio como éste, pero hace tiempo que no experimentaba algo tan absolutamente escalofriante y tan auténticamente desagradable.

 
 
 
 

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