NOÉ

DIRECCIÓN: Darren Aronofsky
TÍTULO ORIGINAL: Noah (2014)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Darren Aronofsky, Ari Handel
FOTOGRAFÍA: Matthew Libatique
MÚSICA: Clint Mansell
DURACIÓN: 138 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

La historia de Noé es conocida por casi todos; se encuentra entre los capítulos 6 y 9 del Génesis bíblico. Dado que la maldad se ha extendido sobre la Tierra, Dios decide enviar un gran diluvio que acabe con la humanidad y con todo ser viviente. Sin embargo, decide perdonar a Noé, a quien ordena construir un arca en la cual deben entrar (además de él y su familia) dos ejemplares de cada especie, para que una vez bajadas las aguas, puedan repoblar el mundo.

Aparentemente inspirada en numerosos versículos del Evangelio de Michael Bay, la película de Darren Aronofsky ocurre en un mundo de fachada postapocalíptica, una tierra yerma y fría donde Dios no parece haber trabajado seis días y las tribus hebreas visten como escandinavos del siglo octavo. Noé (Russell Crowe) no es tampoco el hombre justo al que Dios revela sus planes, sino un sujeto lleno de miedo, atormentado por sueños terribles, que además vive huyendo de los descendientes de Caín, los villanos de esta historia.

Para hacer aún más interesante el relato, el realizador incluye al longevo Matusalén en el papel de gran sabio-mago-patriarca-sanador, y crea un grupo de gigantes de piedra encabezados por un Optimus Prime de granito, los cuales ayudan al protagonista a cumplir la voluntad de su creador: la Paramount Pictures. Solemne, en extremo melodramática, la cinta inventa personajes y elimina a otros de la historia original para crear un conflicto artificial relativo a cómo deben hacer los tres hijos varones de Noé para crecer y multiplicarse sin mujeres en la Tierra.

Ayudada por los efectos especiales, la película nunca llega a ser tan impresionante como lo sugiere el tráiler promocional. Desgraciadamente, la de Aronofsky tampoco es una reinterpretación desafiante del relato fundacional. No hay un abordaje del concepto del mal ni reflexión alguna acerca del hombre que se enfrenta al exterminio de todos los de su especie por su proclividad a aniquilarse entre sí. El gran conflicto ocurre en el interior del atormentado Noé, pero el guion no sabe decirlo, no explica por qué se le otorga a él el papel de preservarlo todo, lo que elimina por completo el sustrato espiritual del cuento del diluvio.

Nada hay de malo en que Noé sea una adaptación libre del texto de las Escrituras, pero el tono de perpetuo drama que impone el director, limita el trabajo de sus actores, asumiendo cada momento de vida como una tragedia, con muy escasos matices y sin audacias en la narración. La Biblia según Hollywood lo prescribe así: un guion lleno de falsas complejidades, un reparto mayormente juvenil, efectos especiales y transformers primitivos con voces de grandes actores como Nick Nolte o Frank Langella para que el resultado no suene ridículo.

 
 
 
 
  

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