THIS IS NOT A MOVIE

DIRECCIÓN: Olallo Rubio
TÍTULO ORIGINAL: This Is Not a Movie (2009)
PAÍS: México
GUION: Olallo Rubio
FOTOGRAFÍA: Juan Jose Saravia
MÚSICA: Slash
DURACIÓN: 99 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Esta no es una película, Olallo Rubio tampoco es un cineasta. This is not a movie es en realidad una tortura en tanto que lo único que hace es continuar el largo monólogo iniciado hace tres años en ¿Y tú cuánto cuestas? por quien parece a todas luces un demagogo en estado larvario.

Aunque pueda parecer una necedad hablar de un monólogo en un largometraje en el que hay al menos tres actores, lo cierto es que los personajes sólo repiten viejas consignas del director sobre un sistema malvado que conspira contra los ciudadanos para controlar y manipular sus mentes mediante un lavado de cerebro en el cual participan la propaganda y los diabólicos mass media.

Las notas de producción aseguran que la cinta trata de las últimas 48 horas de vida de Pete Nelson (Edward Furlong), un hombre que espera el fin del mundo en una habitación de hotel de Las Vegas, reflexionando sobre cómo el sistema disfuncional y decadente lo oprimió hasta despojarlo de su identidad. Sin embargo, el protagonista tiene más el aire de ser una representación del propio Olallo Rubio, tirando rollos inteligentísimos, propios de alguien que gusta de escucharse a sí mismo todo el tiempo.

Verborrágico hasta la extenuación, el protagonista de este filme no es más interesante que un estudiante de filosofía, politizado y muy mariguano, que no sólo no para de hablar, sino que discute acaloradamente lo mismo con su imagen reflejada en el espejo que con algún camarada de la Preparatoria Mártires de Tlatelolco sobre consumismo, explotación, imperialismo, cultura y programación mental.

Ya en el terreno de lo lamentable, Pete Nelson, o quizá deba decir Olallo Rubio, rompe la cuarta pared para pelear con el público y Hollywood, para decirnos que se siente minusvalorado, reprocharnos el no ser suficientemente empáticos con su genio y tacharnos a todos de pretenciosos por consumir cintas comerciales y no su valiente cine independiente. Si a ello agregamos los paréntesis que se permite para ilustrarnos con definiciones de la Wikipedia, sobre qué es una comedia romántica o por qué la suya no es una película, el cuadro está completo.

He aquí el mejor consejo que les puedo dar sobre esta lectura conspiracionista del mundo, digna de Lyndon LaRouche o de Alfredo Jalife. Húyanle como a la rabia. Ésta, efectivamente, no es una película; es el trabajo escolar de un muchacho impreparado, pero sabio en su propia opinión, que se siente destinado a abrirle los ojos al mundo.

 
 
 
 
  

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