Grinches, absténgase. He aquí la primera película de la temporada navideña 2012, una animación de DreamWorks dirigida por Peter Ramsey, un filme para ponerle los pelos de punta a los que detestan las navidades y para hacer las delicias de los niños menores de 10 años.
¿Quieren muestras? Reúnan a Santa Claus, el Hada de los Dientes, el Conejo de Pascua, Jack Frost y Sandman para proteger la fe y la inocencia de los niños del mundo, mientras el malvado Sombra (Bogeyman) quiere desaparecer sus ilusiones a través de toneladas de miedo, convertido en pesadillas y polvo negro. Una historia navideña, pues, en la que se agradecen: uno, que no sea el remake número 3 mil de Cuento de Navidad, de Charles Dickens; dos, el trabajo impecable en el colorido taller de Santa Claus y sus duendes triangulares. Ni qué decir en la tierra de la Pascua.
Además del tono rosa y cascabelero, y del hecho de que a película ocurre durante un invierno nórdico, el otro asegún para quienes se animen a verla será la distancia cultural que hay entre los personajes arquetípicos, francamente anglosajones, y nosotros: Jack Frost, como el ser encargado de animar las guerritas de bolas de nieve; Sandman, conocido por provocar dorados sueños a las criaturas, y hasta el Hada de los Dientes. De hecho, en el filme hay un guiño al público del resto de América: las asistentes del Hada se topan con el mismísimo Ratoncito Pérez (el ratón de los dientes) y ella lo reconoce como “nuestro aliado de la división latina”.
El espíritu que anima esta película queda mejor plasmado en el título del libro en el que está basada: The Guardians of Childhood (Los Guardianes de la Infancia), de William Joyce. En otras palabras: una película de la categoría “palomera”, de preferencia con chiquillos. Mejor aún, para acompañarse con galletas sopeadas en chocolate caliente. |