EL PATIO DE MI CASA

DIRECCIÓN: Carlos Hagerman
TÍTULO ORIGINAL: El patio de mi casa (2015)
PAÍS: México
GUION: Carlos Hagerman
FOTOGRAFÍA: Carlos Hagerman, Lorenzo Hagerman, Hatuey Viveros
MÚSICA: Javier Álvarez
DURACIÓN: 89 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga| @jcromero

Declaratoria de amor y de gratitud,  El patio de mi casa aparenta ser una mirada llena de cariño y de admiración del director Carlos Hagerman hacia sus padres, protagonistas de este documental, quienes llevan 35 años trabajando en comunidades indígenas del sur-sureste del país, generando puentes de entendimiento, aproximándose con la gente con la cual ya tienen diferencias culturales a una tercera vía de entender y de mirar el mundo.

La cámara sigue a Doris María Ruiz y Óscar Hageman, quienes a pesar de su avanzada edad siguen ejerciendo, una como educadora, y el otro como arquitecto. Sin embargo, en esta historia hay más que el orgullo de un hijo; hay un descubrimiento de seres humanos con trayectorias visiblemente distintas que tras encontrarse, juntos han elegido el lado luminoso de la vereda de su vida, hablan de formas, texturas, de perspectivas y vivencias que tocan profundamente, que emocionan y, muy importante, se convierten en herencia.

Hageman tiene la fortuna de no tener qué explicar qué hace excepcionales a sus padres, sino que construye un juego de espejos a través del cual permite al espectador verlos. En ese punto, la cinta nos presenta a Enedino e Isabel, un joven arquitecto y una joven maestra de origen indígena, respectivamente, que se han convertido en aprendices aventajados que más allá de cualquier admiración están siguiendo el mismo camino de sus maestros desde realidades diferentes, con un compromiso notable y una fe absoluta en las bases con las que se han formado.

El realizador encuentra en esa mezcla de presente y futuro momentos invaluables como el de Isabel, de pie frente a un grupo de niños a los que habla de autoestima o el viejo Hageman, explicando cómo concibió el diseño de su casa con un jardín interior: “El patio es como un espacio domesticado que está protegido, pero al mismo tiempo estás afuera… Y siempre tienes visitas de la naturaleza”.

Se agradece la manera en que Hagerman —el joven— permite que la puesta en imágenes, sus protagonistas y los numerosos integrantes del reparto anónimo con los que conviven Oscar y Doris lo dejen todo dicho; no esperen aquí discursos de resistencia, sobre la desigualdad ni la demagogia de la obra militante.

El patio de mi casa es una historia de constructores de realidades diferentes y narradores de historias fantásticas en las que otros han decidido creer y mantener vivas.

 
 
 
 
  

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