PROMETEO

DIRECCIÓN: Ridley Scott
TÍTULO ORIGINAL: Prometheus (2012)
PAÍS: Estados Unidos, Reino Unido
GUION: Jon Spaihts, Damon Lindelof
FOTOGRAFÍA: Dariusz Wolski
MÚSICA: Marc Streitenfeld
DURACIÓN: 124 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Es el año 2093 y la misión Prometeo se dirige a una luna ubicada a años de nuestro sistema solar para intentar resolver una pregunta ancestral: de dónde venimos. A bordo de ella, un grupo de científicos, técnicos, experimentados pilotos y un androide cuyo diseño le ha dotado de discernimiento y de intenciones (Michael Fassbender), viajan en busca de hacer contacto con nuestros arquitectos.

Si el hombre ha sido capaz de llevar la inteligencia artificial al punto de casi confundirse con lo humano, estos exploradores encabezados por la doctora Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) se niegan a creer que la humanidad es nada más que el resultado del azar biológico.

La cinta de Ridley Scott no agota minutos en la búsqueda estéril del origen de la especie humana. El enigma consiste justamente en lo contrario, en el hallazgo de evidencia de vida inteligente, de una raza de gigantes con las respuestas a todas nuestras preguntas, de quienes, sin embargo, no hay rastro.

Las pequeñas y hostiles formas de vida que crecen aceleradamente y se mueven entre las sombras rápidamente nos conducen a concluir que estamos frente a una precuela del clásico de horror y ciencia ficción Alien. Pero lo cierto es que también estamos ante un realizador que no es tan obvio y explota otras aristas en la trama, entre ellas, la de que no se trata de un viaje con fines meramente de investigación científica.

Son la curiosidad científica de la doctora Shaw –quien también es una creyente– y David, el androide que todo el tiempo oculta información, como si tuviese una agenda propia, quienes van determinando el rumbo de los acontecimientos y quienes descubren que nuestros arquitectos han resuelto como Jehová desatar un diluvio y, raer de sobre la faz de la tierra a los hombres, arrepentidos de haberlos creado.

Hay un sustrato filosófico-religioso en varios de los elementos de esta historia, comenzando por el fatalismo que acompaña al nombre de la nave: Prometeo, aquel titán que robó el fuego para regalárselo a los hombres para posteriormente recibir un cruel castigo por ello.

 
 
 
 
       

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