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Juan Carlos Romero Puga | @jcromero
En la sala de llegadas del aeropuerto inglés de Heathrow decenas de personas reciben a sus seres queridos que vuelven de algún viaje. La voz del narrador de esta historia habla de amor, de la falacia que asegura que vivimos en un mundo de odio y egoísmo. “Puede que no siempre sea algo digno de las noticias, pero ahí está... Ninguna de las llamadas desde los aviones de las Torres Gemelas fue de odio o de venganza. Fueron mensajes de amor”.
A partir de ahí, el director y guionista, Richard Curtis, elabora una comedia brillante, que comienza cinco semanas antes de Navidad y que narra cerca de una veintena de historias paralelas entre padres e hijos, hermanos, parejas de novios, esposos y compañeros de trabajo. Realmente amor es un trabajo sumamente afortunado, y aunque no todas sus historias terminen bien, Curtis prueba su teoría: el amor está en todas partes.
Y ahí están: Jaime (Colin Firth), el escritor engañado por su pareja que termina prendado de Aurelia (Lucia Moniz), la chica que limpia la casa; Sara y Karl (Laura Linney y Rodrigo Santoro), los compañeros de trabajo ansiosos de enamorarse, aunque ella tenga a alguien más en su vida; Daniel (Liam Neeson), el hombre que acaba de perder a su esposa y que ahora intenta entender a su hijastro de 11 años, quien sufre por su primer amor.
Vemos cómo David (Hugh Grant), en el papel de primer ministro inglés, se enamora de Natalie (Martine McCutcheon), miembro de su equipo de trabajo, mientras Billy Mack (Bill Nighy), un viejo rockero que logra conseguir un último éxito, prefiere en plena Nochebuena emborracharse con su manager que con Elton John...
Realmente amor tiene a un grupo increíble de actores —amén de las breves participaciones de Rowan Atkinson, Billy Bob Thornton y Claudia Schiffer—, pero también puede presumir de contar con uno de los soundtracks más envidiables. Es, por decirlo así, un cúmulo de talento puesto en un filme divertido, con nieve y Navidad de fondo, pero además con un particular punto de vista inglés sobre el amor y sus altibajos.
La sorpresa de esta cinta quizás radica en eso, en que la mayoría de los relatos tiene un toque de frescura que extrañamente no tienen las comedias norteamericanas; si bien las historias tienen un derrotero que puede adivinarse, el guion no es exactamente predecible.
La habilidad del director no tiene discusión. Su cuadro de actores tiene chispa y experiencia de sobra; sin embargo, hay que reconocerle que se necesita un poco más para conectarlos y darles a todos algo para contar, historias verosímiles sobre un tema que aún está lejos de agotarse. |
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