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Juan Carlos Romero Puga | @jcromero
Un día, la comedia romántica perdió su inteligencia, su visión cáustica de las cosas y dejamos de tener películas entrañables. Mal entendimos la necesidad de idealizar y nos llenamos de historias de personajes cuya vida gira sólo en torno al amor, historias que fueron cayendo en los convencionalismos y en las fórmulas fáciles. Dejar paréntesis abiertos (qué duda cabe) cancela el final feliz, pero abre las posibilidades a personajes más ricos y complejos, llenos de dudas que trascienden el tema de la pareja, que hablan de los hijos, de la identidad sexual y étnica e incluso las convicciones personales y la relación con Dios.
Reencuentro, primer filme como directora de la talentosísima Helen Hunt, se suma a un buen número de cintas independientes que han dejado de pensar el amor como un arrebato mágico para insertarlo en un mundo adulto en el que las preocupaciones se presentan en distintas vertientes.
April Epner (Helen Hunt) es una maestra judía de preescolar que al mismo tiempo que debe enfrentar la separación de su inmaduro marido (Matthew Broderick) y la llegada a su vida de Frank (Colin Firth), un hombre divorciado padre de dos hijos, tiene que lidiar con la muerte de su madre adoptiva. A sus 39 años, April no sólo sigue buscando una última oportunidad para embarazarse, sino que además de manera sorpresiva, Bernice (Bette Midler), su madre biológica, aparece queriendo ser parte de su vida.
Cada una de las facetas de la protagonista se desarrollan a su propio ritmo, sin invadirse. El guion intenta mostrar a un ser humano genuinamente confundido por sus circunstancias y sus elecciones, alejándose de una convencional comedia de malentendidos. En general, los personajes no cambian, conservan sus muchos defectos, sus resentimientos pasados y el sentimiento de que aun acercándose a una situación ideal siempre queda un hueco sin llenar. Quizá por ello el romance que sucede como parte de la historia se siente honesto y uno puede creerle a los actores cuando se les escucha decir desde su propia subjetividad que el otro es perfecto.
Hunt encuentra varias veces el camino hacia la comedia étnica, pero prefiere llevar su historia en otra dirección. El judaísmo y sus tradiciones le permiten explorar de otra manera los conflictos de su protagonista femenina, dándole un dimensión distinta que se vincula incluso a principios de su cultura como la idea de Dios y su intervención en el mundo.
Hunt, la directora, le da permiso a la Hunt actriz de lucir delgada, decaída, de mostrar sus arrugas y su cansancio por encima de cualquier vanidad. Se permite distraer la atención con un cameo del escritor Salman Rushdie quien interpreta brevemente a un obstetra y aun logra, como pocas veces se ha visto, que Bette Midler no parezca una caricatura. Reencuentro muestra tanto su inexperiencia detrás de las cámaras como el futuro que podría tener, respaldada con buenos guiones. |
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