REQUIEM

DIRECCIÓN: Hans-Christian Schmid
TÍTULO ORIGINAL: Requiem (2006)
PAÍS: Alemania
GUION: Bernd Lange
FOTOGRAFIA: Bogumil Godfrejów
DURACIÓN: 93 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Más sobria en el manejo del drama, con menos artificio y de menor impacto que El exorcismo de Emily Rose, la cinta alemana Requiem constituye la segunda adaptación parta cine de la historia Anneliese Michel, la joven estudiante de pedagogía, enferma de epilepsia, que murió de hambre y agotamiento tras meses de ser sometida a un exorcismo, a finales de los setenta.

SIn embargo, hay diferencias sustanciales entre el trabajo dirigido en 2005 por Scott Derrickson y esta visión del caso de Hans-Christian Schmid. Requiem no plantea una controversia sobre elementos que podrían impulsar a hacer un juicio sobre los personajes, sino más bien a entender el contexto en que se desarrollan los hechos.

Todo planteamiento sobre una supuesta posesión y la realidad de una enfermedad que parecía no evolucionar positivamente, son dejados como algo que pertenece al fuero interno del personaje, sin que podamos penetrar en él ni podamos experimentar las visiones o escuchar las voces que la joven decía tener consigo todo el tiempo.

Acaso, la protagonista de este nuevo filme se asemeja más a una chica normal. Micaela Klingler (Sandra Hüller) tiene 21 años y ha perdido un año entero de universidad debido a la epilepsia que se le ha diagnosticado y que ha logrado controlar con medicamento. Ha vivido arropada por una familia encabezada por una madre asfixiante, celosa de la capacidad de su hija, que desconfía de enviarla al colegio, pero no ha dudado en darle martirologio católico como ejemplo de vida.

Al contacto con el ambiente universitario —sus exigencias, los escarceos amorosos, la liberación del hogar paterno—, esta muchacha, cuya enfermedad parece estar más cerca de una psicosis, parece más sola. Las respuestas espirituales que necesita, llegan de sacerdotes sin experiencia, mientras que la torpeza de la diagnosis médica para controlar su problema, la obliga a apostar por su fe.

No obstante, es justo decirlo: Requiem defraudará a quien espere de ella una reedición de otras cintas sobre posesión y exorcismo. No es una cinta de terror; por el contrario, se trata de una mirada intimista —sin efectos visuales y acentos musicales— al círculo cercano de la muchacha y en todo caso un repaso por los posibles detonadores de una crisis que habría de desbocar en una tragedia.

Las interpretaciones de la joven Sandra Hüller, en el rol principal; de Imogen Kogge, en el papel de la castrante madre, con el apoyo de un eficiente cuadro secundario, permiten ver un cuadro más o menos completo, sin sensacionalismos. Es difícil ver el rostro del diablo operando en la degradación mental de Micaela; sin embargo, el planteamiento del director no deja de ser interesante: ¿por qué una chica inteligente, atormentada por un problema grave, pero cuyo mundo se ha abierto, optaría por una intervención religiosa en lugar de continuar la búsqueda de una solución médica?

 
 
 
 
       

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