REYES DE LAS OLAS

DIRECCIÓN: Ash Brannon, Chris Buck
TÍTULO ORIGINAL: Surf's up (2007)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Don Rhymer, Ash Brannon, Chris Buck, Christopher Jenkins
MÚSICA: Mychael Danna
DURACIÓN: 85 minutos

 

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Cuando Hollywood encuentra una buena idea, no la usa; la exprime hasta sangrarla. Desde La marcha de los pingüinos, el documental del francés Luc Jacquet, los grandes estudios quedaron convencidos de que estas pequeñas aves podían ser los nuevos Bambis del cine infantil.

Fue gracias a un cuarteto de estos irreverentes avechuchos que Madagascar se salvó de un horrible naufragio, al grado de merecer su propio cortometraje antes de la proyección de Wallace y Gromit. La batalla de los vegetales. Cuando arribó Happy Feet, el asunto de los pingüinos parecía ya demasiado. Estábamos saturados.

Aun así, Sony Pictures decidió que su segundo largometraje animado tratara sobre estas aves, pero que ahora aparecieran montando olas en una tabla de surf. De hecho, el trailer que se exhibió en las salas mexicanas para publicitar el filme era de lo más horrendo, así que muchos de quienes asistimos al cine íbamos persuadidos de que la íbamos a pasar de veras mal.

Bueno, para empezar, una acción urgente: hay que correr al idiota a cuyo cargo quedó elaborar el trailer, quien quitó todo lo bueno y no alcanzó a sugerirnos ni un poquito de lo que en realidad puede verse en la cinta.

Reyes de las olas es un mockumentary, un falso documental en tono de comedia, que muestra a Cody Maverick, un joven pingüino que trabaja como apilador de pescado en Shiverpool, en la Antártica (la versión en español usa la ingeniosa variante de Frío de Janeiro), pero desea convertirse en un surfista de nivel internacional.

En el camino a convertirse en una estrella, Cody será invitado a participar en una competición, en una isla en el trópico, donde el amo absoluto es un pingüino emperador llamado Tank, así que necesitará ayuda de alguien más experimentado y sabio para salir adelante; nadie mejor que Big Z, su ídolo de toda la vida, para hacerse cargo de su adiestramiento.

Por supuesto, Reyes de las olas no deja de ser un trabajo genérico que intenta transmitir ciertos valores a los niños, pero el tratamiento a manera de documental, combinado con el formato de transmisión tipo ESPN, le añade frescura.

Los guiños al público adulto aparecen mucho menos que en otras cintas recientes, aunque no dejan de advertirse detalles como la presencia de Reggie Belafonte, una nutria que parodia al empresario Don King, inescrupuloso y convenenciero. Además, la mayoría de los personajes tienen conciencia de estar siendo filmados y frecuentemente hablan a la cámara.

Lejos de ser de lo mejor que hayamos visto en animación, pero más lejos aún de la porquería que parecía en lo avances cinematográficos.

 
 
 
       

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