Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Apenas digna de recuerdo por la anecdótica entrevista en la que el periodista Joaquín López Dóriga preguntaba "¿Juay de rito?" a un desconcertado Anthony Hopkins que no lograba registrar de qué le hablaban, El rito es una cinta incapaz de un solo momento novedoso que la distinga de otras mediocres películas sobre exorcismos y posesiones.

Michael Kovak (Colin O'Donoghue) es un joven que a punto de ordenarse como sacerdote ha decidido dejar el seminario, pues ha perdido la fe (aunque en realidad parece que nunca la ha tenido). Sin embargo, sus superiores, lo convencen de aplazar su salida y tomar un curso para exorcistas en el Vaticano, donde será asignado como aprendiz del padre Lucas (Anthony Hopkins), un religioso que se supone lo hará convencerse de que las posesiones demoniacas son reales y lo curará de su escepticismo.

Por más que se hable de un relato inspirado en hechos reales (nunca nadie ha dicho a qué hechos reales se refieren los productores), El rito se agota en la repetición de viejos clichés como la chica joven poseída que maldice en latín y conoce los pecados de los exorcistas a quienes tortura espetándoles verdades dolorosas. El director Mikael Håfström intenta conducir su filme en la frontera de lo sobrenatural y los terrenos de la medicina psiquiátrica, pero fracasa al crear ambientes tensos en los que quede algún dejo de ambigüedad que beneficie a la historia.

Aun cuando Hopkins pone un empeño notable en sacar su papel (no importa si su único interés es cobrar su cheque), la película no acaba de inquietar ni como producto de horror ni como thriller sobrenatural. Los giros más importantes en la trama están telegrafiados desde el tagline que se lee en el cartel promocional, de modo que el único elemento de intriga es descubrir a qué viene la inclusión de cierta periodista interpretada por Alice Braga, quien en algún momento del filme termina convertida en una suerte de asistente de exorcistas.

De ahí que la pregunta de López Dóriga se vuelva tan pertinente. ¿Juay de rito? ¿Juay?