SE BUSCA

DIRECCIÓN: Timur Bekmambetov
TÍTULO ORIGINAL: Wanted (2008)
PAÍS: Estados Unidos, Alemania
GUION: Michael Brandt, Derek Haas, Chris Morgan; sobre el cómic de Mark Millar y J.G. Jones
FOTOGRAFIA: Mitchell Amundsen
MÚSICA: Danny Elfman
DURACIÓN: 110 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Cualquiera que se acerque a Se busca, del kazajo Timur Bekmambetov, se encontrará que el héroe de su cinta es un tipo mediocre, inepto para las cosas que hace, un pusilánime sin ningún coraje; una vida miserable en conjunto.

La única revancha de un pobre diablo así no podría ser sino una fantasía adolescente en la que el tipo descubre que todo ese tiempo que tomaba píldoras para controlar sus ataques de ansiedad y los demás abusaban de él, en realidad estaba conteniéndose, pues en su interior vivía una increíble máquina de matar.

Wesley Gibson (James McAvoy), protagonista de este bodrio, es el tipo en cuestión al que Fox (Angelina Jolie), viene a revelarle que es hijo de uno de los asesinos más letales de que se tenga memoria, en busca de convencerlo de que se una a La Fraternidad, una secta milenaria que se supone está encargada de cuidar el frágil balance existente en el mundo a través de sus crímenes.

Los desvaríos en Se busca son ejemplares, pero las secuencias de acción ancladas al estilo visual de Matrix engañan a cualquier incauto. De ahí que en algún momento, a uno le parezca una insignificancia ver a un hombre saltar de un edificio a otro con sólo retroceder tres o cuatro pasos para tomar un poco más de impulso. Y es que en los campos de entrenamiento para asesinos —piensa uno— cada vez enseñan cosas más útiles.

El adiestramiento criminal de este otrora incapaz empleado de oficina —que a propósito no soporta ni el click de una engrapadora sin tener que atiborrarse de calmantes— consiste en recibir golpizas y humillaciones diarias de un grupo de carniceros ante la inefable mirada de Angelina Jolie.

La mayor habilidad de esta banda de matones, que gustan de llamarse a sí mismos "armas del destino", es su don para hacer que las balas de sus disparos tracen parábolas en el aire. Como si se tratara del entrenamiento de un caballero Jedi, el jefe de La Fraternidad, Sloan (Morgan Freeman), suelta frases como "deja que tus instintos te guíen". Y es que si las leyes de la física dicen que eso de curvar la trayectoria de una bala es imposible, pues allá la física.

Por supuesto, después de ahogar todo en frenesí y embotar los sentidos, como lo hace Bekmambetov, ya nada importa. Es hasta después de terminado el filme que uno nota lo ridículo del oráculo que guía a esa organización secreta, o advierte que esa capacidad para hacer que las balas den vuelta a la esquina está extrañamente acompañada de una puntería perfecta.

Hay que agradecer que aunque las escenas en las que unos se matan unos con otros pueden ser demasiado subidas de tono para el criterio de los adolescentes que celebrarán esta película, el director tuvo el buen gusto de eliminar casi todas las secuencias de sexo. Aplausos.

 
 
 
       

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